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Opinión

El plan de Estados Unidos para subir los impuestos a las grandes multinacionales

Janet Yellen

*En la imagen, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de los Estados Unidos.

Una fuente clave de nuevos ingresos para el gobierno de Estados Unidos probablemente serán los impuestos corporativos, los cuales el gobierno de Trump redujo fuertemente en el 2017. Aunque no se ha propuesto revocar el recorte de impuestos de Trump, el cual fue del 35% al 21%, Biden ha dicho que el podría dirigirse a buscar potencialmente cientos de miles de millones de dólares en ingresos provenientes de los impuestos a los grandes negocios.

El dilema: más impuestos o no a las corporaciones multinacionales

Pero algunos expertos en impuestos, grupos de negocios y legisladores republicanos dicen que incrementar los impuestos podría dañar la competitividad de los Estados Unidos. Los países alrededor del mundo recientemente y durante las décadas pasadas, se han unido a los Estados Unidos en la carrera para atraer inversiones corporativas, una tendencia que algunos economistas ven como una destructiva “carrera hacia abajo”- La tasa promedio del impuesto corporativo entre los países alrededor del mundo es del 24%, de acuerdo con Tax Foundation, un think tank de analistas económicos de derecha. Solo el año pasado, nueve países, incluyendo a Francia, redujeron los impuestos corporativos.

“Es un poco como el acuerdo de París, pero para los impuestos. Cada país cree que puede robarle negocios a otros países simplemente bajando los impuestos, y realmente los únicos beneficiarios de esta carrera hacia abajo han sido las corporaciones multinacionales más ricas”, dice Joseph Stiglitz, un economista premio Nobel de la Universidad de Colombia y mentor de la actual secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen.

Un acuerdo en la OCDE para subir los impuestos a las grandes compañías

Yellen está trabajando en frenar esta práctica por medio de un esfuerzo en la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica, ODCE, en el cual 140 países están participando. El objetivo es que las naciones lleguen a un acuerdo en principio sobre un mínimo para los impuestos corporativos, aunque este podría no ser vinculante – eso haría mucho más difícil para las corporaciones multinacionales timar a los países con la amenaza de dejar de invertir si no se les reduce los impuestos.

Todavía es muy poco claro si Yellen y la OCDE pueden negociar de forma exitosa un nuevo acuerdo, particularmente dada la complejidad involucrada en coordinar nuevas reglas de impuestos a lo largo de tantos países.

“Por décadas Europa fue feliz bajando los impuestos corporativos y sacando ventaja de Estados Unidos, donde el código corporativo era menos competitivo”, dijo Brian Riedl, un experto de política del Instituto Manhattan, un think tank libertario. “Ahora América ha modernizado sus políticas, Europa está buscando cómo ganar de nuevo en el juego- particularmente al generar una redada sobre Silicon Valley”.

Negociaciones con los ministros de finanzas del G20

Yellen, dentro de sus primeras semanas en el cargo como secretaria del Tesoro, ha hablado sobre las negociaciones de impuestos de la OCDE con los ministros de finanzas de Alemania y Francia, entre otras naciones, de acuerdo con el Departamento del Tesoro. A finales de febrero, Yellen también dijo al Grupo de los 20, que Estados Unidos ha cedido en sus demandas de permitir que las firmas tecnológicas no pagaran nuevos impuestos digitales – un movimiento que ha sido aplaudido por otras naciones europeas y que ha hecho renacer las esperanzas que un acuerdo dentro de la OCDE puede ser posible dentro de meses, posiblemente para el verano.

“Un impuesto global mínimo podría parar la destructiva carrera hacia el fondo en los impuestos corporativos y ayudar a desanimar la dañosa búsqueda de rendimientos a expensas de otros elementos como los recursos naturales o el empleo de calidad”, dijo Yellen a los senadores estadounidenses en enero, durante su proceso de confirmación para el cargo en el Tesoro.

Yellen también dijo: “Es necesario que las compañías estadounidenses sean competitivas y esa es una de las razones por las que las negociaciones en la OCDE son tan importantes”.

Gran escepticismo

Pero los esfuerzos de Yellen enfrentan una miríada de escépticos, a los cuales les preocupa que el empuje de los Estados Unidos podría llevar a muchos países fuera de los acuerdos de la OCDE, o que lleven a los Estados Unidos a hacer concesiones que dañen su competitividad.

La cámara de comercio de los Estados Unidos dice que apoya un enfoque “multilateral” al problema pero está “extremamente preocupada” de que las reglas propuestas para la OCDE pudieran crear complejidades adicionales para las firmas multinacionales. Los críticos, incluyendo la cámara, han expresado preocupaciones de que el acuerdo podría también llevar a las firmas a enfrentar una doble tributación sobre algunas ganancias, lo que significaría que dos países podrían subir sus impuestos sobre la misma fuente de ingresos.

Pelea por los impuestos y las inversiones a nivel internacional

Algunos de los oponentes a un eventual acuerdo dicen que los países de Europa están tratando de reclamar una parte del éxito financiero disfrutado por las firmas de Silicon Valley desarrolladas en Estados Unidos, argumentando que la expansión impositiva en las firmas tecnológicas significa eventualmente que se encoja la base nacional tasable en impuestos – la parte de la actividad económica que cae dentro de la visión de impuestos de los Estados Unidos-

“Simplemente es una forma para que los europeos recaben más dinero, y no deberíamos dejarlos hacer eso”, dijo Douglas Holtz- Eakin, presidente del American Action Forum, una organización de centro derecha, y ex-director de la Oficina presupuestal del Congreso. “Mi más grande preocupación es que – como parte del deseo de estar del lado de sus amigos europeos – La administración Biden podría terminar cediendo demasiado”.

Algunos de los críticos, en el lado de la izquierda política, han alertado de que las soluciones propuestas por la OCDE se dirigen a beneficiar primariamente a las naciones más ricas. La estructura de la OCDE podría destinar el derecho a las multinacionales a pagar impuestos sobre la base de sus ganancias en un determinado país, en vez de por su número de empleados, una métrica que algunos expertos alertan que podría privilegiar a las naciones más ricas, dado que ellas tienes consumidores con mayor poder adquisitivo.

Durante las últimas cuatro décadas, las naciones industrializadas han visto como sus impuestos corporativos se han reducido significativamente a nivel glogal.

El papel de los paraísos fiscales

Las corporaciones multinacionales han acumulado de manera creciente sus ganancias en paraísos fiscales, donde poco o ninguna actividad económica real ocurre. Al mismo tiempo, las tasas de los impuestos corporativos han caído también en las naciones industrializadas que no son consideradas paraísos fiscales, en parte porque ellas están intentado prevenir que el capital se vaya a jurisdicciones donde los impuestos son más bajos.

El promedio global de los impuestos corporativos era del 40 por ciento en los años ochenta, un número que ha caído al 23 por ciento en el 2020, de acuerdo con la Tax Foundation. Cerca del 40 por ciento de las ganancias de las firmas multinacionales – o más de 700.000 millones de dólares – fue directo a paraísos fiscales en el 2017, el año más reciente para el cual hay información disponible, de acuerdo con un equipo de investigación de economistas que incluían a Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California, en Berkeley.

Las naciones en vías de desarrollo dependen mucho más que las economías avanzadas de los ingresos de los impuestos corporativos para mantener sus presupuestos, lo que significa que ellas son particularmente afectadas en su habilidad para recaudar fondos para proyectos de gasto público por esta carrera hacia abajo, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional. Aún así, el FMI y los economistas han dicho que los países pobres así como los ricos, ambos, se ven afectados por el declive en los impuestos corporativos.

Disminución internacional de los impuestos corporativos

El declive a nivel global es impresionante. Del 2000 al 2018, 76 países redujeron sus impuestos corporativos, de acuerdo a datos de la OCDE. Durante el mismo periodo, 12 naciones mantuvieron sus mismos impuestos corporativos, y solamente seis los incrementaron.

En el año 2000, más de 55 naciones tenían impuestos corporativos sobre el 30 por ciento, ahora menos de 20 países tienen impuestos sobre ese nivel.

“Cuando una jurisdicción diseña una nueva laguna fiscal o un instrumento de secreto bancario que atrae de forma exitosa el dinero, otras copian la estrategia o deshacen sus impuestos en la carrera hacia el fondo”, dijo el FMI.

El impacto en la caída de los impuestos corporativos ha afectado a los Estados Unidos también, frenando las ambiciones de los legisladores de aprobar programas de inversión doméstica.

La disminución de impuestos corporativos de Trump

Antes de la ley republicana de 2017 de impuestos, la tasa oficial corporativa de impuestos en Estados Unidos había sido del 35% durante varias décadas. Pero ese número enmascaraba un declive en lo que las corporaciones americanas estaban pagando realmente. Debido a las deducciones expandidas y otro tipo de subsidios, así como la contabilidad de las ganancias en naciones donde los impuestos corporativos son más bajos, las corporaciones estadounidenses estaban de hecho contribuyendo mucho menos al presupuesto nacional. La tasa efectiva del impuesto federal ha caído del 44 por ciento al 29 por ciento, incluso antes de que la ley de 2017 fuera aprobada, de acuerdo con una investigación de Golman Sachs.

La reducción de impuestos de los republicanos fue desde el 35% hasta el 21% y empujó la tasa efectiva mucho más abajo. Después del recorte, la tasa efectiva pagada por las compañías más grandes de la lista Fortune 500 cayó del 21 por ciento al 11.3%, con 91 de las corporaciones más grandes del mundo pagando 0 dólares en impuestos federales. El recorte de impuestos ha contribuido en gran medida a un impresionante aumento de la deuda federal.

La promesa de Biden

Biden hizo campaña prometiendo poner en marcha nuevos programas federales que costarían trillones de dólares, incluyendo la expansión del sistema de salud y la reconstrucción de la infraestructura del país. El ha prometido que pagara estos programas borrando el recorte de impuestos de los republicanos de 2017 y enfrentando la evasión de impuestos corporativa.

Pero estos planes se han visto expuestos a ataques por parte de los republicanos que señalan que los incrementos de impuestos dañaran la competitividad de los Estados Unidos, al animar a las firmas multinacionales a relocalizarse en el extranjero. Esta es la razón por la que los funcionarios de la administración, liderados por Yellen, se mantienen con la mira puesta en las negociaciones en la OCDE como un instrumento crucial para hacer realidad la agenda de Biden. En una conferencia de prensa, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki repetidamente se refirió a los incrementos de impuestos a las corporaciones como parte de un problema global que requiere una solución global.

¿Cuál es el objetivo de los Estados Unidos?

“¿Es el objetivo de los Estados Unidos ganar una carrera hacia el fondo en las tasas impositivas globales, o es nuestro objetivo finalizar la carrera hacia el fondo y elevar los impuestos corporativos de manera que esto lleve a menos cargas en la clase trabajadora aquí y en cualquier otra parte del mundo?”, dijo Larry Summers, quien trabajó como secretario del Tesoro y director del Consejo Económico Nacional durante las previas administraciones de Barack Obama. “Estoy animado por las señales que nos ha dado la secretaria Yellen”, puntualizó Summers.

Las dos propuestas clave en la OCDE

Trasladar estas ambiciones en una realidad en las negociaciones en la OCDE será mucho más difícil en la práctica.

Las negociaciones de la OCDE han puesto dos propuestas relacionadas sobre la mesa.

La primera pertenece primariamente al tema de la tributación de las compañías multinacionales tecnológicas. Actualmente, los impuestos están basados principalmente donde las compañías tienen sus sedes principales, así como en donde ellas contabilizan sus ganancias. En el caso de la mayoría de firmas tecnológicas, eso es Estados Unidos. Las naciones europeas, particularmente Francia e Italia, han buscado reclamar una parte de los ingresos generados por los gigantes de Silicon Valley que proceden de la actividad del comercio en línea que ocurre en sus países.

Para enfrentar este problema, la OCDE está proponiendo conceder a los países derechos de impuestos sobre parte de las ganancias de las compañías tecnológicas, donde los consumidores residen. Estas podrían ser evaluadas sin consideración de donde opere la compañía físicamente. Las ganancias de las firmas tecnológicas podrían ser colocadas con base en una fórmula, con cerca de 100 mil millones de dólares en ingresos de impuestas globales siendo distribuidos más equitativamente a lo largo de los países. Bajo el gobierno de Donald Trump, los Estados Unidos se opusieron fuertemente a aprobar un nuevo impuesto digital, y el tema emergió como una gran dificultad para llegar a un acuerdo más amplio.

Las concesiones de Estados Unidos

Pero bajo el gobierno de Biden, los Estados Unidos podrían estar más abiertos al cambio. Yellen dio el primer gran paso en esa dirección en febrero, diciéndole al G20 que los Estados Unidos ya no insistirían en un refugio seguro que le permitiera a las compañías digitales escapar del nuevo impuesto digital. Esta decisión ha sido vista como una concesión mayor y como un signo de que los Estados Unidos tienen la voluntad de alcanzar un acuerdo.

“La Secretaria Yellen ha dado un paso importante al desestimar el requerimiento de un refugio seguro para las compañías tecnológicas. Lo cual significa un ímpetus y la voluntad de llegar a un cambio real”, dijo el ministro alemán de finanzas Olaf Scholz en Twitter, después del anuncio de Yellen.

La concesión de Yellen en los impuestos digitales podría ayudar a allanar el camino para un acuerdo en una parte separada del acuerdo de la OCDE sobre los impuestos corporativos, que se tratan mayormente de poder establecer un mínimo para los impuestos corporativos globales.

Una propuesta viable

Bajo esta parte del plan, la OCDE podría establecer una tasa mínima global impositiva – posiblemente alrededor del 12 % de las ganancias, aunque la tasa final aún permanece sin ser decidida- Las naciones con bajos impuestos podrían enfrentar presión para incrementar sus impuestos y adherirse a este nuevo mínimo, porque si ellas no lo hacen, otros países tendrían la autoridad de elevar los impuestos adicionales sobre las ganancias que hacen sus empresas (las de los países que se resistan al plan de la OCDE) en el extranjero.

Por ejemplo, Hungría podría mantener su tasa del 9% de los impuestos corporativos, incluso si un mínimo del 12% es establecido. Pero bajo el acuerdo de la OCDE, Francia podría recolectar impuestos de los ingresos ganados en Francia por las compañías en Hungría, impuestos que podrían llegar a ser de la diferencia entre la tasa de impuestos corporativa de Hungría y el 12 por ciento de impuesto mínimo global, una medida conocida como impuesto de redondeo. Hungría, viendo los impuestos potenciales siendo aprovechados por otra nación, podría simplemente decidir aumentar su tasa de impuestos corporativos al 12%. Eso haría que Hungría fuera un lugar menos atractivo para las firmas francesas, pero evitaría que Francia cobrara impuestos a las empresas de Hungría.

“La OCDE cree que habrá algo de empuje gravitacional hacia un nuevo impuesto mínimo global”, dice Daniel Bunn, un experto de impuestos internacionales en la Tax Foundation.

Algunos escépticos alertan que tal movimiento podría generar un conjunto separado de compensaciones y significativos obstáculos administrativos y procedimentales. Y otros economistas alertan de que podría no se suficiente para detener el declive en los impuestos corporativos.

“Los proyectos de la OCDE ofrecen poco más que una pequeña compensación de los paraísos fiscales, donde los mismos paraísos fiscales pueden mantener la mayoría de las ganancias que extraen de todo el mundo, si al menos comparten una parte de esas ganancias con los países ricos”, dice Alex Cobham, director ejecutivo de la Tax Justice Network, en una declaración del otoño pasado.

Las dificultades del proyecto y los costos de la inacción

Cualquier acuerdo alcanzado por la administración Biden en la OCDE sobre las reglas de los impuestos corporativos probablemente tenga que ser ratificado por el Congreso. Eso podría probar ser difícil, dependiendo de los detalles del acuerdo, en la medida en que los poderosos de las firmas tecnológicas hacen lobby en el Congreso de los Estados Unidos para acabar con las concesiones que se han hecho sobre los impuestos digitales en Europa. Las dificultades yacen en que el acuerdo sería no vinculante, podría tomar años para que los países miembros de la OCDE pases leyes para que el acuerdo entre en vigor, si es que todos lo hacen.

Pero los proponentes de este acuerdo afirman que los costos de la inacción siguen siendo altos.

La administración Trump se acercó a las negociaciones globales económicas desde una perspectiva centrada en Estados Unidos, frecuentemente generando la animadversión de los socios comerciales del país. Yellen está prometiendo restaurar una actitud más colaborativa por parte de Estados Unidos, con un enfoque a lograr acuerdos económicos entre fronteras.

Las negociaciones de la OCDE serán una prueba mayor de esta gran ambición.

“Ninguna nación puede declarar victoria si actúa sola frente a estas crisis. De hecho nuestra cooperación nunca ha importado tanto como ahora”, dijo Yellen en una carta al G20, citando el impacto global del coronavirus, entre otras crisis. “Nos hemos unido para enfrentar los grandes desafíos del pasado. Nosotros debemos hacerlo de nuevo”.

Con información del Washington Post.

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