El presidente estadounidense Joe Biden ha asegurado un acuerdo para un paquete de gasto en infraestructura por valor de 1 trillón de dólares con el Congreso. El paquete está diseñado para actualizar infraestructura vital como carreteras, puentes y redes de banda ancha durante los próximos ocho años.
El acuerdo alcanzado con un grupo bipartidista de senadores se queda lejos del plan de infraestructura de 2.3 trillones de dólares anunciado por Biden en marzo y no tiene una cobertura para la red de seguridad social que el presidente Biden propuso en abril y que costaría aproximadamente unos 1.8 trillones de dólares.
Sin embargo, este acuerdo representa un gran hito para Biden, quien prometió usar sus décadas de experiencia como senador en Delaware para trabajar con los republicanos y desafiar la polarización que se ha convertido endémica en la política de los Estados Unidos.
Biden anunció el acuerdo en la Casa Blanca este jueves después de reunirse con senadores moderados que llegaron a un compromiso, incluyendo a la senadora demócrata Kyrten Sinema de Arizona y la republicana Susan Collins, senadora por Maine.
“Hemos alcanzado compromisos serios desde ambas partes”, dijo el presidente añadiendo que esto le recordaba “los días en que estábamos a conseguir muchas cosas en el Congreso”.
Los demócratas y la Casa Blanca esperan aprobar el resto de su agenda económica usando sus pequeñas mayorías en el Congreso, aparte de la ley de infraestructura apoyado de forma bipartidista y que se negoció con los republicanos.
Pero Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, dijo el jueves que la legislación por venir podría estar relacionada a la que ya se ha aprobado: La cámara baja del Congreso tendría que considerar únicamente el paquete bipartidista de infraestructura propuesto por Biden junto con prioridades económicas más amplias, incluyendo incrementos de impuestos a las corporaciones y a los ricos – los cuales tendrían que pasar primero por el senado.
Biden ha señalado que el plan de infraestructura es un elemento crucial para reestructurar la infraestructura del país, la cual sufre de un desfinanciamiento crónico en las redes de transporte y otros items que se han descuidado con el paso de los años. Abordar estos problemas colocarían a Estados Unidos en una mejor posición para competir con China en el siglo XXI.
“Hay montos masivos de inversión que están yendo a los países gobernados por autócratas”, dijo Biden en comentarios desde la Casa Blanca en la tarde. “Tenemos que movernos y tenemos que hacerlo rápido”.
Un gran acuerdo de inversión en infraestructura ha sido un objetivo común de republicanos y demócratas, incluso durante la presidencia de Donald Trump, pero este acuerdo ha sido esquivo. Biden ha dicho que ha sido flexible en las negociaciones y que era improbable que él hiciera demandas adicionales.
“Ellos tienen mi palabra, Me apegaré a lo que ellos han propuesto. Y ellos me han dado su palabra también. Cuando hemos llegado a esto, he concluido que es lo suficientemente bueno para mi”, dijo Biden, en referencia al acuerdo alcanzado con los republicanos.
Algunos miembros del grupo bipartidista celebraron el acuerdo. “Es la semana de la infraestructura”, tuiteó Bill Cassidy, el senador republicano de Louisiana.
El acuerdo de infraestructura, si finalmente es aprobado por el Congreso, podría llegar poco después de la ley de estimulo de Biden de 1.9 trillones de dólares, la cual fue aprobada den marzo como una medida de emergencia para estimular la recuperación al tiempo que el país empezaba a salir de la pandemia del coronavirus.
La Casa Blanca ha dicho que el acuerdo propuesto incluía 579 mil millones de dólares en nuevos gastos, cuando estos se combinaban con la renovación de la financiación para la infraestructura, el total podría llegar a 973 mil millones de dólares para los próximos 10 años, y a 1.2 trillones de dólares para los siguientes ocho años.
El nuevo gasto podría incluir 109 mil millones de dólares para carreteras y puentes, 66 mil millones para redes ferroviarias, y 49 mil millones para puertos de tránsito público, aeropuertos y estaciones de carga de vehículos eléctricos, las cuales necesitarían financiamiento adicional.
La gran fuente de desacuerdo y tensión sobre el paquete de infraestructura estaba relacionada con la forma en incrementar los ingresos, de tal manera que no se añadiera más carga al déficit público estadounidense.
Al final, el grupo bipartidista decidió cubrir los costos del plan con dinero que no ha sido gastado de las rondas previas de las medidas de estimulo relacionadas con la pandemia, con un incremento de la capacidad del Servicio Nacional de Impuestos (IRS) para hacer cumplir las leyes actuales y de ventas de la Reserva Estratégica de Petróleo.
Los republicanos habían propuesto incrementos en el impuesto federal al petróleo tarifas de usuario para los vehículos eléctricos con el fin de pagar por el plan, pero la Casa Blanca rechazó la idea porque podría violar el compromiso de Biden de no incrementar los impuestos a los estadounidenses que ganan menos de 400.000 dólares anuales.
Con información del Financial Times.