Se trata del gran proyecto de China para expandir su poder económico y político a nivel global, le llaman la iniciativa One Road One Belt y está destinado a ser el gran programa conjunto de inversiones más grande de toda la historia. Sin embargo, tiene también grandes desafíos, especialmente en lo referente al medio ambiente y el desarrollo sostenible.
Hasta la fecha China sigue siendo el país que más contamina a nivel mundial, pero quiere cambiar esto. Ya durante el mes de octubre, el presidente chino Xi Jinping se comprometió en las Naciones Unidas con el objetivo de hacer que China sea un país con emisiones neutrales de carbono para 2060. Aún así, el asunto no termina ahí, China hoy está invirtiendo en muchas partes del mundo y lo que hace fuera de su territorio también tendrá un gran impacto para el planeta.
Un nuevo estudio que dio a conocer el diario Financial Times este martes y respaldado por el Ministerio del Medio Ambiente de China ha hecho un llamado para que los proyectos del Programa de Infraestructura para el Comercio One Road One Belt puedan ser clasificados en función de su grado e impacto para el medio ambiente, de manera que los bancos puedan llevar un registro y evitar aquellas inversiones que se consideren como más contaminantes.
Bajo la propuesta del Ministerio del Medio Ambiente de China, los proyectos serían clasificados basados en su nivel de contaminación y sus impactos sobre el clima y la biodiversidad.
El estudio del Ministerio intenta desincentivar a los bancos del apoyo a proyectos que dañen el medio ambiente en el proyecto de infraestructura e inversión más grande del mundo.
China tiene el potencial de actuar excepcionalmente en el establecimiento de una estructura para todas sus instituciones financieras, dado el gran rol que el gobierno desempeña en ellas.
El reporte del Ministerio recomienda igualmente que un sistema de tres niveles en el que los proyectos basados en carbón, petroquímicos, minería y plantas de derretido de metales sean clasificados como “rojos”, lo cual indica que requieren una estricta regulación. La infraestructura con un nivel manejable de emisiones de carbono e impacto medioambiental podría ser clasificada como “amarilla”, mientras que los proyectos basados en energía solar, eólica y demás energías renovables serían clasificados como verdes, de manera que las instituciones financieras puedan ser animadas a invertir en ellos.
El estudio también sugiere una lista separada de exclusión para el carbón y otras inversiones en combustibles fósiles con “impactos negativos, irreversibles y severos” que no pueden ser mitigados. Esto pondría a China en línea con más de 120 instituciones a nivel mundial que han adoptado medidas similares.
Christoph Nedopil Wang, director del Centro BRI en la Universidad Central de Finanzas y Economía, y uno de los principales autores del estudio, dijo que el objetivo del Ministerio de Medio Ambiente era crear un sistema de evaluación transparente para los reguladores chinos, los inversores y los países que son parte de la iniciativa One Belt One Road.
El enfoque de China hacia la sostenibilidad a lo largo de la Nueva Ruta de La Seda ha dependido ampliamente de los estándares que los países tienen para la protección del Medio Ambiente.
Bajo el nuevo mecanismo propuesto se aseguraría que los deseos de los países por los nuevos proyectos puedan ser respetados a la vez que se protegen los intereses financieros chinos de los crecientes riesgos medioambientales, dijo Christoph Nedopil. “Hay una diferencia entre que hagamos lo que los demás quieren y el hecho de donde arriesgamos nuestro propio dinero”.
El gobierno de Japón ha dicho que restringirá el derecho de algunos bancos de exportaciones a proveer préstamos baratos para construir plantas de carbón en el mundo en desarrollo, mientras que los legisladores surcoreanos están considerando adoptar una posición similar.
Aún así, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Importaciones y Exportaciones de China, los bancos más grandes del país en sus sectores respectivos, aún tienen que comprometerse públicamente a terminar con las inversiones en carbón.
Los defensores del Medio Ambiente de forma repetida han llamado la atención a China por su alto consumo de carbón, tanto a nivel doméstico como a nivel internacional. La dependencia del sector en este tipo de inversiones es uno de los principales obstáculos para alcanzar el pico de emisiones de carbón antes de 2030.
El informe prepara el camino no solamente para la prohibición de las inversiones en carbón pero también para establecer unos estándares más altos por parte de China en materia medioambiental así como para un compromiso más grande con las comunidades locales, afirmó Dimitri de Boer, director de la Oficina China para ClientEarth, un grupo de leyes medioambientales.
“China tiene el potencial de ser excepcional en el establecimiento de una estructura de estándares para sus instituciones financieras, dado el alto rol que el gobierno desempeña en ellas”.
“Cuándo y qué alcance tendrá esto para el gobierno chino en el largo plazo, eso es aún difícil de decir”, afirmó de Boer.
Con información del Financial Times.