El 11 de septiembre de 1973 el gobierno populista de Salvador Allende en Chile es derrocado por un golpe militar, liderado por el general Augusto Pinochet con el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia, el Partido Nacional y sectores de La Democracia Cristiana.
El gobierno de Salvador Allende se auto definía como socialista y planeaba implementar una serie de reformas políticas, económicas y sociales dirigidas hacia la modernización del país y la superación de la desigualdad. Allende fue el primer político del mundo de orientación socialista que llegó al poder por medio de elecciones.
El apoyo de Estados Unidos al golpe militar estuvo enmarcado en el escenario de La Guerra Fría, donde EE.UU. buscaba contener la influencia de la Unión Soviética en el mundo. La CIA desarrolló un plan concreto denominado Proyecto FUBELT, que se dirigía a debilitar la posición de Salvador Allende dentro de Chile, boicoteando la economía y alimentando el descontento entre los opositores, así como facilitando ayuda logística a los militares que derrocaron a Allende.
Henry Kissinger y Richard Nixon fueron los principales interesados en el Golpe de Estado contra Allende, así como sus patrocinadores oficiales. Para este propósito el gobierno americano instruyó a los bancos para que se congelaran los créditos a Chile, así como todo tipo de ayuda económica bajo el gobierno de Allende. El Banco Mundial y El Fondo Monetario Internacional también cancelaron todo tipo de ayuda. De la misma manera se informa que la CIA orquestó protestas de camioneros y saboteos de los sistemas de transporte.
Como resultado de este proceso, liderado por Estados Unidos, Pinochet asume el gobierno de Chile iniciando una dictadura que duraría hasta 1990.
La dictadura de Pinochet se dirige a censurar la prensa libre, a eliminar los partidos de oposición y alinearse con las políticas económicas de Estados Unidos.
Por los años setenta, tras la crisis del petróleo de 1973, Estados Unidos conoce la estanflación, un fenómeno económico caracterizado por la alta inflación y el estancamiento económico. Dicho fenómeno deja a la escuela económica prevalente, el keynesianismo, sin respuestas concretas, por lo que lentamente la filosofía keynesiana va quedando en el olvido, dando paso a los economistas de la escuelas austríaca y de la Escuela de Chicago.
Entre los economistas de la Escuela de Chicago se destacan Milton Friedman y Arnold Harberger, quienes favorecieron ampliamente conceptos como el gobierno o Estado mínimo, la flexibilización laboral. Friedman propone que la economía debe manejarse con criterios monetaristas, priorizando la baja inflación, por lo tanto manteniendo la oferta monetaria ascendiendo de manera suave y constante. Del mismo modo los economistas de la escuela de Chicago defendieron el libre mercado para mejorar la competitividad de las empresas locales y abaratar las importaciones.
Uno de los postulados esenciales de la Escuela de Chicago es la libre elección individual en el marco del mercado. En este sentido se proponían las privatizaciones, para que las escuelas y los hospitales fueran dirigidos por empresas, que a juicio de estos economistas, eran más eficientes que el Estado para manejar la asignación de recursos.
Como consecuencia de esta alineación ideológica entre Estados Unidos y Chile, se desarrolló un programa iniciado por la Facultad de Economía de la Universidad Católica de Chile, que envió a sus economistas a la Universidad de Chicago a estudiar las teorías de Milton Friedman. Este convenio había empezado en 1956, mucho antes del golpe militar y de que las ideas de la Escuela de Chicago llegaran a ser mainstream (dominantes) en el debate económico.
En Chicago, Friedman sostenía que se debía limitar al máximo las intervenciones del Estado en la economía para evitar las distorsiones de su intervención. Los economistas chilenos que fueron a estudiar a Chicago adquirieron el apodo de los Chicago Boys, quienes desarrollaron su pensamiento económico en medio de una alta polarización política en Chile.
Tras el golpe de Estado, Chile fue el primer país en adoptar los principios de Friedman, luego le seguirán Reino Unido y Estados Unidos, bajo las administraciones de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Se promovió ampliamente la iniciativa privada, se recortaron los salarios y se abrió el mercado al extranjero y se limitó la actividad del Estado en la economía.
Primeras medidas
Como primeras medidas adoptadas en el Chile de Pinochet, los Chicago Boys sugirieron reducir el gasto público, y un control estricto de la gestión presupuestaria.
Resultados
Como resultado de las políticas aplicadas por el gobierno de Chile, en el marco de la asesoría de los Chicago Boys, se redujo la inflación y las empresas empezaron a crecer a un ritmo más acelerado. Después de 1976, la economía chilena empieza a crecer a un ritmo acelerado, registrando solamente dos años de contracción durante la dictadura de Pinochet. Milton Friedman calificó los resultados económicos de Chile como «el milagro chileno», aunque sus detractores afirman que las reformas profundizaron la desigualdad y la violación de derechos humanos. Cuando Milton Friedman gana el Premio Nobel de economía en 1976, muchos activistas sociales protestaron contra la decisión de la Real Academia de las Ciencias de Suecia por lo que consideraron una afrenta a las libertades políticas y sociales en Chile, derivadas de la implementación de sus ideas en Chile.
Los economistas chilenos lograron que Friedman se reuniera con Augusto Pinochet el 21 de abril de 1975 en una charla de quince minutos, allí el le dio sus propuestas para enfrentar la crisis económica por la que atravesaba el país, debido a la alta inflación y los bajos precios del cobre.
«Un programa de shock tal como este podría eliminar la inflación en cuestión de meses. También fundaría las bases necesarias para lograr la solución de su segundo problema- la promoción de una efectiva economía social de mercado. (…)
Este no es un problema de reciente origen, sino que surge de tendencias al socialismo que comenzaron hace 40 años y que alcanzaron su lógico, y terrible clímax, durante el régimen de Allende. (…)
Hace unos cuarenta años atrás, Chile, como muchos otros países, incluyendo el mío, se encausó en la ruta equivocada- por buenas razones y sin maldad, ya que fueron errores de hombres buenos y no malos. El mayor error, en mi opinión, fue concebir al Estado como el solucionador de todos los problemas, de creer que es posible administrar bien el dinero ajeno.» Carta de Milton Friedman a Augusto Pinochet en 1975.
Valoraciones a la Escuela de Chicago en Chile
Los partidarios del pensamiento de Friedman consideran que la aplicación de sus ideas generó un amplio desarrollo que se evidencia en el mayor crecimiento económico de Chile respecto a los demás países de latinoamérica. Los detractores de la teoría de «milagro chileno» señalan las graves desigualdades que Chile generó como consecuencia de la aplicación de las políticas económicas ultraliberales, el mercantilismo económico y el desarrollo de empresas en manos de amigos de políticos, así como la grave crisis económica de 1982 y 1983 por la que Chile tuvo que solicitar ayuda al Fondo Monetario Internacional.
Del mismo modo los críticos señalan las características únicas de Chile para que la aplicación de estas teorías tuvieran un éxito relativo: algunas de estas son el hecho de que Chile sea un país pequeño y con una población moderada, así como la alta demanda externa, por cuenta de la modernización de los mercados internacionales, de minerales que Chile posee.
Algunos de los Chicago Boys
Muchos de los economistas educados en Chicago ocuparon cargos importantes durante la dictadura militar. Entre estos se encuentran: Sergio de la Cuadra – presidente del Banco Central de 1981 a 1982, – Pablo Baraona – Ministro de Economía 1976- 1978-, Álvaro Bardon, Hernán Büchi, Jorge Cauas, Sergio de Castro, Miguel Kast, Felipe Lamarca, Rolf Lüders, Juan Ariztía Matte, Emilio Maturana Dinamarca, Carlos Williamson Benaprés , Camilo Carrasco, Ernesto Fontaine, José Luis Zabala Ponce, entre otros.
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Resultados a largo plazo
Hoy Chile cuenta con una economía bastante sólida, teniendo un PIB per cápita de 16.000 dólares, muy por encima de los demás países de la región, y un PIB per cápita por paridad de poder adquisitivo de 25.000 dólares. Así mismo Chile hoy es la economía número cuarenta del mundo, contando apenas con 18 millones de habitantes, lo cual coloca a Chile en la lista de países desarrollados.