En la imagen, Klaus Schwab, director del Foro Económico Mundial.
*No, el Foro Económico Mundial no está inmerso en una conspiración para rediseñar el mundo.
*El presente artículo fue escrito por Matthias Heitmann. Heitmann es un periodista independiente basado en Alemania y autor de varios libros.
Al final del mes de febrero de 2021 se observó un gran e impresionante error de relaciones públicas por parte de una de las organizaciones más respetadas del mundo. El Foro Económico Mundial publicó un tuit sobre el aparentemente impacto positivo de los confinamientos. “Los confinamientos están mejorando significativamente las ciudades alrededor del mundo”, declaraba el tuit. El tuit enlazaba a un vídeo mostrando calles desérticas y fábricas calladas en un estado idílico. El confinamiento ha causado una caída récord en las emisiones de carbono alrededor del mundo, señaló el Foro Económico Mundial. El tuit también enlazó a un artículo reclamando que los confinamientos alrededor del mundo significado que los terremotos más pequeños ahora son más fácilmente detectables.
De manera poco sorprendente, el tuit causó una tormenta en Twitter. Al día siguiente fue eliminado. Pero no fue lo suficientemente rápido como para compensar las salvajes teorías de conspiración que empezaron a circular en torno al Foro Económico Mundial. Muchos dijeron que el tuit de la fundación suiza, principalmente conocida por sus reuniones anuales donde prominentes políticos y representantes de negocios se reúnen en Davos, se ha convertido el núcleo de una conspiración elitista, cuyo objetivo es usar la pandemia del Covid19 para reordenar el mundo político y económico en el que actualmente vivimos.
Como supuesta evidencia, los tuiteros y comentaristas señalaron las declaraciones hechas por el economista principal y fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, quien una vez escribió un libro titulado “El Gran Reinicio”. El libro trata de los pasos económicos que se necesitan con el fin de llevar una vida económica más sustentable. Estas ideas también fueron expresadas en propuestas que habían sido publicadas en la página del Foro Económico Mundial en mayo del año pasado, las cuales trataban de la vida después de la pandemia del Covid19 y que también se titulaban “El Gran Reinicio”.
Por supuesto, es completamente justo burlarse del FEM por cometer tan garrafal error de comunicaciones, y las personas están en todo su derecho de acusar a la organización de orquestar un gran y nuevo orden global. Pero cualquiera que crea tales ideas, particularmente, acerca de la necesidad de una mayor sustentabilidad y un enfoque más verde para la vida económica, como unas que se han originado a puertas cerradas dentro del Foro, está simplemente errado. Ellos están equivocándose porque el Foro Económico Mundial se está auto-publicitando y se está jactando de estas ideas. En realidad, lo que en términos de teorías de conspiración es conocido como “El gran reinicio”, solamente representan las ideas regresivas que han estado tomando fuerza en Occidente por un largo tiempo.
En sus décadas de larga historia el Foro Económico Mundial nunca ha sido el frente de vanguardia para la experimentación intelectual o el pensamiento radical. Por el contrario, el foro ha sido una especie de esponja que absorbe todas las ideas y visiones que están flotando alrededor del mundo en torno al desarrollo y el crecimiento económico. Esta es una de las razones por las cuales su interés en los temas ambientales se ha incrementado en los últimos años – porque ha notado que es un tipo de pensamiento que se ha convertido más popular entre ciertas elites. El foro recolecta y condensa lo que otros pensadores y líderes alrededor del mundo están señalando, y luego le provee a estas ideas una plataforma impresionante en el FEM con el fin de expandir su propia influencia.
Tenemos que pensar muy cuidadosamente como diseñar estrategias para contrarrestar el anti-humanismo conspiracionista relacionado con la pandemia. Este tipo de pensamiento está intentando señalar hacia una organización poderosa -en este caso el FEM – que podría ser señalada como la originadora de la última doctrina de conspiración antihumanista, la del plan para reordenar el mundo después de la pandemia. Pero la verdad es que no existe tal conspiración. Las ideas que se han ido ensamblando, por Schwab, el Foro y muchos ecologistas – quienes también argumentan que los confinamientos han sido buenos para el planeta – han venido creciendo en influencia desde hace ya un buen tiempo.
Conceptos tales como desindustrialización y sostenibilidad, la priorización de la naturaleza sobre el ser humano, la desaceleración de la vida económica, la importancia de superar la urgencia del progreso y del consumismo, la perspectiva de la humanidad como especia implacable que sobrehabita el mundo y explota sus recursos de forma egoísta, y cuyo impacto en el planeta debe ser por tanto reducido… todo este pensamiento ha estado rodeando el mundo durante décadas, y es claramente la formulación de la ideología del ambientalismo y la protección del clima. Ninguna de estas ideas es nueva. No fueron ideadas de forma mágica en respuesta al Covid19 por un grupo pequeño de poderosos. En vez de eso, esta vuelta a la ecología ha estado flotando en el debate económico desde la década de los setenta.
En la arena política también, los mismos conceptos, aunque administrados en una forma más digerible – se encuentran ya firmemente aceptados por la comunidad política internacional. Al menos, desde la fundación del Partido Verde en 1980, cada nuevo partido verde en Occidente ha promovido fantasías de transformación que tienen eco en la gran transformación que ahora está siendo promovida por el Foro Económico Mundial. Las ideas que están detrás del Gran Reinicio son tan antiguas que empezaron a ser formuladas hace ya más de medio siglo. Estas ideas son lo mejor que ha quedado tras el declive de la izquierda y la derecha tradicional en el campo de las ideas políticas. Esto puede ser claramente visto en el partido verde alemán. Este partido surgió como la gran novedad frente al colapso de los grupos comunistas fallidos y los grupos de derecha conservadores que desde hacía un buen tiempo estaban perdiendo influencia política y que carecían de una visión. El pegante detrás de esta alianza no tan santa fue el rechazo a la sociedad moderna e industrial de masas y al progreso técnico.
El final de las grandes ideologías de la era moderna, el comunismo y el neoliberalismo, ha dado paso a políticas que están obsesionadas con el objetivo de prevenir un supuesto apocalipsis. La administración permanente de la crisis y la perpetuación de políticas de emergencia podrían ser el recuerdo o la reminiscencia de las economías socialistas y planeadas del siglo XX – rígidas, ineficientes y deprimentes. Pero esta ecopolítica del siglo XXI es muchos modos incluso peor. Es una visión que es enteramente una regresión en la historia. Cierra el paso a cualquier involucramiento democrático de la gente. Es una visión que se encierra dentro de sí misma y se cierra a cualquier tipo de debate, se cierne sobre sus propios juicios, y se cierra en forma de círculos cerrados. Cualquiera que trate de romper estos círculos es etiquetado como populista y es excomulgado.
En todo caso, podemos hablar de una falla en la estructura de la lucha y las políticas contra el cambio climático, pero no de una conspiración. Esta falla es lo que da precisamente lugar a las teorías de la conspiración. Cuando las personas no se sienten representadas en el debate público, empiezan a creer que todo se trata de un plan que se les está imponiendo desde fuera. Pero de hecho, una gran evidencia de que lo que el Foro Económico Mundial está proponiendo no es un nuevo gobierno mundial, ni el desarrollo de un orden económico en contra de los intereses de la sociedad en general, es que todas las propuestas se han hecho de forma pública, y muchas de ellas ni siquiera surgieron en el Foro mismo, sino que son la recolección de ideas de activistas y pensadores que durante un largo tiempo han estado involucrados en la lucha contra el cambio climático.
Lo que sí es claro por ahora es que la agenda contra el cambio climático debería debatirse más ampliamente y de una forma más democrática.
Lo opuesto a esta nueva forma de autoritarismo, tendrá que ser mucho más que una tormenta de Twitter contra el Foro Económico Mundial y otros mensajeros de la nueva era post pandémica. Lo que la sociedad necesita son alternativas a este estancamiento de doctrina ecológica. Tales alternativas no serán creadas en los cuartos traseros de las organizaciones, o en papers de estrategia o en locas teorías acerca de complots por parte del Foro Económico Mundial, sino por medio de un debate abierto y libre.
Con información de Spiked Online.