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Análisis

Los últimos zares, reseña de la serie de Netflix

Los últimos zares, serie de Netflix

Los últimos zares nos brindan una perspectiva económica singular sobre la caída de la monarquía en la rusia de principios del siglo XX.

Los últimos zares (The Last Czars) es una serie original de Netflix, que fue estrenada el miércoles 3 de Julio de 2019 y es protagonizada por Robert Jack, Susanna Herbert y Ben Cartwright.

Sinopsis

En 6 capítulos la serie narra el reinado de el emperador de Rusia Nicolás II, quien se enfrentará a toda una serie de desafíos para mantener su poder en medio de las contrariedades de la guerra de Japón, la Primera Guerra Mundial, la enfermedad de su hijo y la revolución bolchevique. 

¿Por qué ver Los últimos zares?

Aunque se puede conocer la historia leyendo documentos y libros de referencia, la serie aporta una visión particularmente humana y muy acertada sobre los desaciertos del reinado de Nicolás II, quien perdió su reino por toda una serie de razones económicas, militares, políticas y personales. 

Ambiente y guion de la serie

Los últimos zares, como serie, ofrece una visión empática con los monarcas, Nicolás y Alejandra Románov. Se puede llegar a entender sus razones y el contexto histórico que define la autocracia sobre la que se asentó el poder de ambos. A través de la serie es fácil sentir aprecio por ellos, al tiempo que el espectador puede ver sus errores como equivocaciones históricas y falta de entendimiento de la realidad en lugar de acciones deliberadas llevadas a cabo por mala fe.

¿Qué tan entretenida es esta serie?

La serie resulta bastante entretenida, sobre todo cuando se observa la entrada en escena del monje siberiano Grigory Rasputín, quien le da la trama un aire de misticismo y muestra la caída de Nicolás II como un juego de intrigas políticas.

A lo largo de la serie Los Últimos Zares vemos comentarios de historiadores y expertos quienes identifican los aspectos clave de la historia y nos ofrecen un panorama más complejo que el simple dramatizado. Estamos ante una serie documental o docuserie.

Es posible captar bastante dramatismo dentro de la serie, aunque dados los eventos que se narran, la serie pudo haber sido mucho más dramática.

Crítica y calificación personal de los últimos zares

La serie se centra en exceso en la monarquía, pasando por alto el dramatismo que pudiesen haber aportado mayores escenas que describieran las condiciones sociales y humanas que vivieron soldados y campesinos rusos que tuvieron que soportar el régimen de Nicolás II. 

A pesar de lo anterior la serie resulta bastante amena y fácil de ver, al tiempo que se puede captar la complejidad histórica existente tras la caída de la monarquía rusa. Vale la pena verla.

? Calificación:    ⭐⭐⭐⭐ ✰ 4/5

Hechos históricos importantes en la serie a tener en cuenta

La Tragedia de Jodynka al inicio del Reinado de Nicolás segundo fue una estampida en la que miles de personas (en general campesinos y gente pobre) murieron durante los eventos de celebración de la coronación del zar.

El Domingo Sangriento fue una matanza ordenada por el tío del zar  en 1905, ocurrió en frente del palacio imperial de San Petersburgo cuando miles de trabajadores se manifestaban por las condiciones laborales en las que vivían. Murieron más de doscientas personas y contribuyó a que al zar se le apodara Nicolás El Sanguinario, así como a incrementar el resentimiento popular en su contra.

La revolución rusa, ocurrida entre marzo y noviembre de 1917 en la que Vladimir Lenin y los bolcheviques asumen el poder, declarando el estado socialista y el fin de la monarquía.

Contexto histórico de los últimos zares

Para entender a fondo la serie documental Los últimos zares hay que entender el trasfondo cultural, histórico y económico que precedió el reinado de Nicolás II. En 1861 el Zar Alejandro II elimina la servidumbre, rompiendo con la estructura del régimen económico feudal; los campesinos libres empezaron a desplazarse a las ciudades en pleno auge de la Segunda Revolución Industrial.

La llegada de las industrias marcó el proceso en el cual millones de campesinos pasaron a ser obreros en pésimas condiciones. Los niños eran obligados a trabajar en las fabricas y la gente moría muy joven por la ausencia de sistemas sanitarios en las ciudades. La industrialización rusa fue un proceso brutal en la que los obreros fueron maltratados y los campesinos fueron olvidados por la aristocracia y el estado imperial. 

Las estructuras feudales de poder y estatus social permanecieron a pesar del fin de la servidumbre. En la serie se puede observar la magnificencia de los palacios de la familia real, los príncipes, el lujo y el derroche de una autocracia totalmente desconectada con las aspiraciones y demandas del pueblo. 

Las tres cosas que definían al zar

En los últimos zares podemos apreciar a un zar que está bajo la presión de tres factores que lo definían como gobernante y que seguramente constituyeron la base de los errores que llevarían al fin del imperio ruso.  Primero: El zar creía profundamente en la teoría del derecho divino de los reyes, lo que lo llevó a desconectar con el pueblo y sus condiciones. Es decir, el zar creía que su poder emanaba de Dios y que nada (ninguna circunstancia social, política y económica) podía cambiar eso. Segundo: Nicolás II consideraba que su deber como zar era aumentar el poder territorial del imperio ruso, esto significaba invadir y conquistar territorios (Guerra de Japón y Primera Guerra Mundial). Tercero:  El zar tenía la obligación de dejar un heredero en el trono, al tener finalmente a su hijo varón (Alexei) este nace con hemofilia. La enfermedad de zarevich (príncipe Alekséi Románov) ejercería una gran presión sobre el reinado de Nicolás II, quien trató de mantener oculta la condición de su hijo.

Análisis económico de Los Últimos Zares

La llegada de la segunda revolución industrial a Rusia durante el reinado de Nicolás II estuvo marcada por una total incomprensión por parte de los últimos zares para hacer reformas económicas y políticas que favorecieran el mejoramiento de vida de las condiciones de vida de los campesinos y de los obreros.

La ausencia de la movilidad social para la mayor parte de la población que estaba sometida a las cadenas de una esclavitud disfrazada de trabajo obrero asalariado significó un terreno abonado para las ideas marxistas que ya recorrían gran parte de Europa durante la época.

El Estado ruso no se modernizó ni busco la creación de estructuras democráticas reales que favorecieran la canalización de las demandas económicas y sociales de la población. Mientras que las casas reales europeas aceptaban el paso a ser monarquías constitucionales, Nicolás II se aferró a la autocracia. La institución de una Duma representativa (parlamento) por parte del zar fue una farsa, ya que esta no contaba con poder real para legislar.

La desigualdad extrema entre la nobleza, los industriales, el proletariado y el campesinado ruso marcó una etapa de gran descontento social que desembocó en la radicalización de aquellos que socialmente estaban excluidos.

La guerra con Japón y la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial significaron grandes gastos para el Estado a la vez que la destrucción de gran parte del aparato productivo y del capital humano que hubiesen podido llevar a Rusia a aprovechar de manera positiva los desarrollos de la Segunda Revolución Industrial. Como consecuencia de las guerras, la pobreza se volvió generalizada y los partidos más radicales entre los revolucionarios terminaron ganando la lucha por el poder. 

Similitudes con la situación económica actual

Los últimos zares nos brindan la oportunidad de reflexionar sobre la situación económica actual, en la que la desigualdad económica extrema está sembrando el descontento y la radicalización en grandes franjas de la sociedad contemporánea con las élites financieras y políticas. Eventos como La Primavera árabe, movimientos como Occupy Wall Street y la lucha contra el cambio climático señalan la insurgencia de un descontento generalizado contra quienes gobiernan el sistema.

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En una entrada reciente analizamos los efectos de la desigualdad:  El economista Joseph Stiglitz en su libro El precio de la desigualdad nos alerta de los costes humanos, sociales, económicos y políticos de una desigualdad exacerbada. Eventos históricos como la caída de la monarquía rusa deberían servirnos como alerta de qué es lo que sucede cuando las élites se olvidan de quienes están en la base de la pirámide social.

Tráiler de la serie (actualizado).

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