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Análisis

La pandemia deja a millones de personas en América Latina en la pobreza, según la CEPAL

Si podemos decir que la pandemia ha afectado de manera especial a alguna parte del mundo, esa parte sería Latinoamérica. El subcontinente cuenta con poco más del 8% de la población del planeta, sin embargo registra el 27.8% del total de las muertes que suceden en el mundo, lo cual nos indica claramente que proporcionalmente es una de las regiones más afectadas.

Según los datos de la CEPAL hay algo más trágico que contar en este escenario, y es que a las 635.000 vidas pérdidas por la pandemia, se le deben añadir los miles de empleos que se han perdido y los millones de personas que han caído en la pobreza y en la pobreza extrema.

Como consecuencia de la crisis económica derivada por los cierres y confinamientos ordenados por las autoridades gubernamentales para contener la pandemia la pobreza alcanzó al 34% de la población, lo que literalmente es más de uno de cada tres ciudadanos que viven en condiciones de pobreza. Al mismo tiempo la pobreza extrema está llegando a la impresionante cifra de 78 millones de personas, lo cual sin lugar a dudas es un punto crítico con difícil resolución y representa un grave retroceso para la región, la cual venía sacando a muchas personas a un ritmo moderado pero constante desde la década de los noventa, cuando los países de la región se abrieron al libre comercio.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es que según las mediciones del Banco Mundial la pobreza es medida o registrada cuando una persona gana menos de 5.5 dólares al día expresados en términos de paridad de poder adquisitivo, mientras que la pobreza extrema es cuando una persona gana menos de 2 dólares al día en términos de paridad del poder adquisitivo, y aunque estas mediciones tienden a ser las más confiables, lo cierto es que fallan al momento de definir la pobreza de manera precisa, ya que solo se enfocan en los montos monetarios y no en los servicios que son desatendidos, como por ejemplo sería la educación, el acceso al agua potable, una alimentación balanceada y el goce del entretenimiento. Si tuviéramos en cuenta estos últimos factores y otros que nos dan una idea acerca de la calidad de vida de las personas, la realidad es que los índices de pobreza podrían ser mucho más altos.

Los datos recogidos por la CEPAL y expuestos en la cadena alemana de noticias DW nos indican que los niveles de pobreza que se están viendo actualmente están en los niveles que solamente se veían hace unos 12 o 20 años.

Que el 34% de la población se encuentre por debajo de la línea de pobreza, en una región con más de 654 millones de habitantes, implica que al menos unas 210 millones de personas se encuentran en este rango de pobreza y que como consecuencia de la pandemia, sus perspectivas de mejorar se han reducido ampliamente para los próximos años.

¿A qué se debe esto?

Podemos decir que el impacto de la pandemia y de los cierres asociados, los cuales paralizaron gran parte de la actividad económica durante el 2020, son en gran parte responsables por estos datos, pero esa no es la historia completa. Si bien la pandemia ha desempeñado un rol clave en la reducción de las expectativas de millones de latinoamericanos, otro tanto se debe añadir a la mala gestión que muchos gobiernos latinoamericanos han hecho de la pandemia. Como primer factor se debe destacar que las naciones no estaban preparadas para el impacto de una pandemia que obligó a los gobiernos a cerrar las economías, los sistemas de salud no solo no estaban preparados sino que en muchos casos han sido totalmente deficientes y no se han adaptado con la rapidez suficiente para enfrentar el azote de esta pandemia.

Otro elemento que se debe tener en cuenta es que muchas de las políticas de salud pública durante la pandemia fueron erráticas. Mientras que países como China, Corea del Sur o Nueva Zelanda llevaron a cabo confinamientos más estrictos y mayores pruebas de seguimiento para ver qué tan afectada se encontraba la población y aislarla lo más rápido posible, la respuesta de América Latina fue una indisciplina social que estuvo en gran parte estimulada por la falta de recursos para enfrentar la pandemia así como por el mal ejemplo de parte de los líderes políticos y su falta de decisión a la hora de tomar medidas más estrictas.

Un elemento final que se debe considerar es que las economías latinoamericanas no solo eran más frágiles que sus contrapartes de Europa y Asia sino que no pusieron en marcha políticas económicas que aliviaran el peso económico que tuvieron que soportar las familias y los desempleados. Mientras que en Estados Unidos y Europa se dieron cheques y ayudas directas a los desempleados, las ayudas que vimos en América Latina fueron muy pocas, por lo cual la caída de la actividad económica no tuvo parangón. A diferencia de Europa, Asia y Estados Unidos, donde el comercio en línea y el trabajo remoto está ampliamente establecido debido a que estas economías cuentan con las capacidades tecnológicas para mantener parte de su economía en movimiento mientras se producían los confinamientos, las economías latinoamericanas que dependían ampliamente de las actividades informales, altamente intensivas en trabajo manual y presencial se vieron abocadas a un estancamiento mucho más fuerte.

Este contexto nos lleva a pensar que si los programas de vacunación en América Latina siguen siendo lentos y si no hay programas de estimulo para apoyar la economía, la tasa de pobreza, que actual es de una tercera parte de la población, podría continuar empeorando y que por lo tanto la recuperación económica sería mucho más lenta. En Estados Unidos ya se está hablando de una recuperación en forma de V, pero esto sucede por dos elementos esenciales, la vacunación va a ser mucho más rápida que en el rento del mundo y los programas de estímulo han sido lo suficientemente fuertes para sostener a la economía y a los que han perdido su sustento. América Latina debería seguir el ejemplo.

Con información de DW y datos de la Cepal.

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