*La siguiente columna fue escrita por Raghuram G Rajan y apareció originalmente en Project Syndicate.
Los pagos digitales están atrayendo un creciendo interés y a un ritmo verdaderamente impresionante, como lo demostró el procesador de pagos de los Estados Unidos Stripe con su reciente valoración de 95.000 millones de dólares. ¿Por qué todo este gran furor y por qué precisamente ahora?
En cierto nivel, las razones son bastante obvias: los pagos digitales permiten a los compradores pagar a los vendedores sin la necesidad de que haya un contacto físico entre ellos, algo que se vio seriamente limitado en medio de la pandemia del coronavirus. Aunque la tecnología había estado disponible desde hace un buen tiempo, finalmente se está convirtiendo en algo más convencional para los pequeños negocios que venden al menudeo. Sin embargo, la pandemia ha acelerado el cambio hacia los pagos digitales, en la medida en que las personas han cambiado hacia el comercio electrónico y han tomado pasos para evitar la entrega de dinero físico en sus compras ordinarias.
Los pagos digitales también comportan ciertos beneficios: generan datos en tiempo real para los negocios de los vendedores, como los tiempos en los que los clientes compran y los hábitos de los compradores, lo que le permite a los proveedores de pagos ofrecer créditos, sistemas de ahorro y administración del dinero, aseguramiento, y otros servicios financieros. Donde el crédito fue una vez la forma para atraer a los clientes y ofrecerles todo un conjunto de servicios financieros, los pagos se han convertido en el canal más seguro para tal tipo de ofertas.
El mundo de los pagos del futuro deberá tener múltiples sistemas de pago y múltiples proveedores que garanticen el funcionamiento correcto de cada operación.
Pero un proveedor que maneja solamente una fracción de los pagos de los clientes tiene solamente una imagen parcial de ellos y sus acciones en línea. Los proveedores de pagos deben por lo tanto ser entusiastas en la búsqueda del control de todos los medios de pago: cuentas bancarias, billeteras digitales, tarjetas de crédito, criptomonedas, entre otros métodos. Y las plataformas de comercio electrónico y redes sociales quieren ir un paso más allá al combinar sus poderosos motores de recolección de datos con los pagos.
Con casi todo el conocimiento del comportamiento de los usuarios, un proveedor puede dirigirse a cada necesidad de los clientes (directamente o por medio de sus socios) y captarlos como clientes para el largo plazo, porque los costos de buscar servicios similares con la competencia podrían ser demasiado altos. Esta fidelización comercial no sería necesariamente explotadora: un comerciante que usa un proveedor para un amplio grupo de servicios puede recibir la oferta de más crédito, porque él o ella estarán menos dispuestos a arriesgarse a perder los servicios de su proveedor si deja de pagar.
El interés en las criptomonedas
También hay mucho interés acerca de las criptomonedas, las cuales son solo una forma de pagos digitales, típicamente requiriendo un intercambio inicial de dinero fiduciario como el dólar estadounidense en una determinada unidad. Una criptomoneda como el Bitcoin ofrece muchos beneficios como medio de pago porque, a diferencia de las monedas fiduciarias, no puede ser inflada mediante la emisión (ya que su oferta está fijada), y permite una verificación descentralizada, eliminando la necesidad de un tercero de confianza, sin mencionar que pasa por alto la necesidad de reguladores y del gobierno.
Pero existen algunos impedimentos al uso del Bitcoin. Su valor no es administrado por un banco central, de manera que puede fluctuar de forma salvaje. Las firmas, que no tienen la confianza de los verdaderos creyentes en la moneda, no quieren que el valor de su moneda fluctué en un 10% cada día. Y las transacciones en Bitcoin son costosas e ineficientes, lo cual se debe al proceso descentralizado de verificación que consume mucha energía. Algunos estimativos sugieren, que la electricidad requerida anualmente para verificar las transacciones de Bitcoin, excede la electricidad que usa un país de tamaño mediando. Es difícil imaginar que un proceso que es tan destructivo a nivel ambiental pueda ser tolerado de forma indefinida.
Otras criptomonedas tienen un valor fijo, porque su valor está atado al de una moneda como el dólar y son completamente respaldadas por reservas de dinero. Estas “monedas estables” son mucho más fácil de usar para los pagos, pero como otros medios tradicionales de intercambio, ellas son dependientes de los molestos reguladores. Mientras que algunas monedas estables han tratado diferentes métodos de verificación de pagos como el Bitcoin, ninguna de ellas ha emergido como la siguiente aplicación del momento.
Las criptomonedas por lo tanto están en progreso. Por su diseño, el Bitcoin enfrenta el problema de credibilidad de las monedas fiduciarias, evita los bancos centrales y a los gobiernos. Pero, más allá de la paranoia, las comunidades terroristas y criminales, son preocupaciones que no se pueden pasar por alto. Esto podría cambiar si más personas comenzarán a creer que los bancos centrales están ahí para quitarle valor al dinero fiduciario, o si el mundo se divide en dos bloques, el chino y el estadounidense, en el que ninguno de ellos confiara en el sistema de pagos del otro.
De más inmediato valor sería una criptomoneda que se enfoque en reducir los costos de transacciones en situaciones difíciles de pago como pequeños intercambios de valor a través de fronteras. Por ejemplo, un voraz pero ecléctico lector podría hacer pagos pequeños para cada artículo que él o ella lee en línea sin necesidad de comprar suscripciones costosas. Igualmente son prometedoras las propuestas de pequeños contratos inteligentes que podrían entregar un pago de forma automática una vez algún tipo de condición de verificación ha sido cumplida ( eliminando la necesidad de verificadores humanos).
Los problemas con la privacidad
En cualquier caso, la emergencia de un proveedor de pagos digitales, criptomonedas o de otro tipo, podría tener graves implicaciones de política pública, tal como si puede ser confiado en cuanto a la recolección y el manejo de los datos del cliente. Debido a su récord manchado en cuanto uso de datos y privacidad, la propuesta de Facebook de una criptomoneda, Libra ( la cual se ha renombrado como Diem) se enfrenta a un alto grado de escepticismo por parte de los reguladores financieros. Por su parte, Europa ha hecho un intento inicial de regular los datos de los consumidores por medio de su Regulación General de Protección de Datos (GDPR). Pero la ley necesitará se enmendada y perfeccionada a la luz de los nuevos desarrollos en la esfera de los pagos digitales.
Un tema relacionado concierne a la legislación antimonopolio. ¿Un solo proveedor de pagos que llegue a manejar todos los servicios de negocios – incluyendo el comercio electrónico y la logística – tiene un excesivo monto de poder de mercado? Las recientes tensiones entre los reguladores chinos y el Grupo Ant, se deben a que existe algo de miedo de que plataformas de comercio electrónico como Alibaba ( la compañía matriz de Alibaba) estén usando su poder de mercado – habilitado por su sistema de pagos – para restringir la competencia. Un remedio aquí podría ser la creación de puentes públicos de pagos, tales como la Interfaz Unificada de pagos de la India, donde los servicios clave de pago se encuentran abiertos a todas las partes y no son controlados por ninguna entidad de carácter privado.
¿Fallo sistémico?
Pero quizás la preocupación más grande es el riesgo sistemático. Donde uno o dos proveedores dominan los pagos digitales enteros de un país, el comercio podrá quedar seriamente devastado si algo sale mal. Los avances en criptografía (por medio de la computación cuántica) pueden ser hacer que sea fácil subvertir los esquemas existentes de verificación. Y los puentes públicos, mientras que incrementan la competencia, pueden concentrar los riesgos. La única manera de evitar esto es con múltiples proveedores, y múltiples tecnologías en el campo de los pagos digitales.
Los bancos centrales están contemplando involucrarse en el juego de los pagos digitales ellos mismos. Ellos temen perder el control sobre los pagos, en la medida en que los pagos físicos se vuelven redundantes, que el sector privado haga las cosas de forma desordenada o que otros bancos centrales tomen la delantera en el juego. Las monedas digitales de los bancos centrales, también conocidas como CBDC, podrían asegurar una presencia pública en el sistema de pagos, pero de nuevo, esta opción concentra los datos de los usuarios y los riesgos, mientras que también enciende las alarmas sobre la viabilidad de los pagos digitales privados. Pero ese es otro tema para comentar en otra ocasión.
Con información de Project Syndicate.