2022 fue el año en el que la crisis energética golpeó al mundo de manera radical y despiadada. Las naciones europeas y el resto del mundo se vieron enfrentados a una gran escasez e incertidumbre por cuenta de la guerra en Ucrania y por la decisión de los países de la OPEC de empezar a cerrar el grifo del petróleo. Pero ¿Será este el escenario para las próximas décadas? Andrew Sissons, columnista del Financial Times, tiene múltiples razones para la esperanza y señala que las crisis energéticas podrían ser cosas del pasado.
Aunque la fusión nuclear es algo excitante y es claramente un hito, la verdadera revolución energética, dice Sissons, vendrá de las energías renovables.
Como ejemplo, el columnista del Financial Times cita que las energías renovables satisficieron más de la mitad de la demanda de energía en el Reino Unido durante la primera semana de enero de 2023. Los récords fueron establecidos principalmente por la energía eólica.
El gas, que de hecho es una de las fuentes sucias y costosas de la red de electricidad, proveyó solamente el 14% de la electricidad del Reino Unido durante el periodo. En algunas partes de Escocia, la red eléctrica ya estaba operando con cero emisiones de carbono.
Y de hecho hay muchas más noticias en el camino. En cuanto a la energía eólica proveniente de plantas en el mar, el Reino Unido se prepara para doblar su capacidad, yendo de los 14GW hasta los 28GW en 2027. El gobierno todavía tiene el objetivo de Boris Johnson de 50GW de capacidad para el 2030. Por comparación, la demanda promedio de electricidad durante la última semana en el Reino Unido fue de 33GW.
La explosión de energías renovables está siendo impulsada por una dramática caída en los costos en las granjas solares y eólicas. Los recientes contratos de electricidad en el Reino Unido colocaron el precio de la energía eólica de granjas marítimas a 37 libras por MWh, lo cual es mucho más que las libras para el mismo monto de energía de la planta nuclear Hinkley Point C, mientras que la energía impulsada por gas ha costado varias veces más que eso a lo largo del 2022.
La energía renovable tiene costos marginales muy bajos y no está limitada por la escasez física de otras fuentes. La única limitación real es cuán rápidamente los gobiernos inviertan en ella y construyan nuevas redes.
Esto no solo es una buena noticia en la lucha contra el cambio climático. Ahora hay, si la humanidad realmente lo quiere, el prospecto para una energía limpia, abundante y casi inagotable. Es posible que para finales del 2030, si el Reino Unido cumple sus objetivos de oferta de energía totalmente limpia, el debate se movería de la idea de la eliminación del carbono a la de crear abundancia.
Pero hay un problema: La energía renovable es solo abundante durante algún tiempo. La energía eólica podría romper récords esta semana, pero durante algunos momentos en diciembre apenas contribuía en algo a la red.
Parte de la solución a ese problema depende de almacenar la energía y ayudar a las personas a usarla de una manera más flexible, igualando el consumo y la disponibilidad. Hay muchas tecnologías prometedoras para el almacenamiento de energía – desde baterías hasta el hidrógeno- y ellas desempeñarán un rol clave en alcanzar el objetivo de una economía limpia.
Otro objetivo importante es producir más electricidad de la que necesitamos. Entre más electricidad tengamos menores serán la caídas durante los periodos de baja producción de energía renovable y tendremos más recursos energéticos para almacenar.
Pero ¿Por qué los inversores deberían impulsar la producción de energía después del punto en el que se ha satisfecho la demanda? Y es que entre más oferta tengamos, los precios y los retornos de la energía caerán- La respuesta entonces yace en encontrar nuevas fuentes de demanda para el exceso de electricidad.
¿Cómo podríamos usar tal abundante pero intermitente energía? Una opción es usarla para luchar mucho más contra el cambio climático. La captura directa de carbón podría desempeñar un rol en la estabilización del clima, pero demanda mucha energía. Del mismo modo, la desalinización del agua podría aliviar las sequías y proteger la agricultura, pero también usa mucha energía. Si la presión por la energía cae por algún tiempo, estas podrían convertirse en soluciones más viables.
Otra opción podrían ser las industrias intensivas en energía que se apagan y se encienden con poco tiempo de aviso. Industrias que usan la electrolisis, tales como el aluminio y el hidrógeno verde, podrían expandir significativamente su producción si los costos de energía caen.
Una de las lecciones que la historia económica enseña es que los hitos en la energía generalmente llevan a periodos de cambio rápido. Pero ese cambio no es fácil de predecir. En 1954, Lewis Strauss, presidente de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, previó un futuro donde la energía nuclear era demasiado barata como para poder medirla. La energía nuclear aún no ha cumplido su promesa, pero las energías renovables pronto podrían ser capaces de hacerlo. La clave para llegar allí podría no estar en usar menos energía, sino en descubrir cómo usar más.
Con información del Financial Times.