La administración Biden ha propuesto un nuevo modelo para gravar los ingresos de las corporaciones multinacionales, llamando a que las empresas más grandes del mundo paguen sus obligaciones fiscales a los gobiernos nacionales en aquellas naciones donde sus ingresos son generados, esto como parte de un acuerdo para un impuesto mínimo global.
Negociaciones en la OCDE
En documentos que fueron enviados a 135 naciones que se encuentran negociando en la OCDE en París y que fueron obtenidos por el Financial Times este miércoles, el departamento del Tesoro Estadounidense ha establecido un plan que podría aplicarse a las ganancias globales para las compañías multinacionales más grandes, incluyendo las grandes firmas tecnológicas estadounidenses, sin consideración de donde se encuentre su presencia física en un determinado país.
El objetivo del plan es brindar una perspectiva para catalizar las negociaciones en la OCDE, la organización internacional que agrupa a las economías más desarrolladas del planeta, con la promesa de un sistema de impuestos internacionales más estable que ponga fin a la proliferación de paraísos fiscales y rompa con los moldes de elusión fiscal y de cambios de locaciones para la búsqueda de ganancias por parte de muchas multinacionales.
La concesión de los Estados Unidos durante la semana en que el FMI y el Banco Mundial se reúnen llega en un momento en que la Casa Blanca ha llamado por un incremento a los impuestos corporativos para recaudar unos 2.5 trillones de dólares durante los siguientes 15 años para pagar por un plan de infraestructura nacional que podría costar 2 trillones de dólares en inversiones para la infraestructura, la energía limpia y el impulso de las manufacturas locales en Estados Unidos.
El plan de infraestructura estadounidense podría costar cerca de 2 trillones de dólares.
Después de casi una década, las negociaciones de la OCDE en impuestos se han dividido en dos partes. El primera pilar está diseñado para establecer un nuevo régimen de impuestos a las compañías más grandes, mientras que el segundo pilar está diseñado para establecer una tasa mínima de impuestos globales, la cual Estados Unidos quiere que sea de al menos el 21%.
Un acuerdo en la OCDE le permitiría a la administración de Joe Biden incrementar los impuestos corporativos en las compañía estadounidenses sin el miedo de que otras naciones recorten sus impuestos, porque este incremento ya estaría incluido dentro del acuerdo de impuesto mínimo global.
Un bosquejo de la propuesta de los Estados Unidos
La propuesta de los Estados Unidos fue diseñada por la secretaria del Tesoro Janet Yellen, y su equipo, y tiene como fin establecer respuestas a las objeciones fundamentales por parte de los Estados Unidos y otras economías avanzadas sobre el actual sistema de impuestos corporativos a nivel internacional, pero la propuesta no diseña un nuevo sistema de impuestos desde ceros.
Estados Unidos está más interesado en asegurar una tasa efectiva de impuestos corporativos, la cual le podría habilitar para generar ingresos provenientes de sus más grandes y rentables compañías, sin temor a que estas cambien su ubicación con el fin de obtener mayores ganancias en otras partes del mundo.
El impuesto removerá cualquier ventaja de los impuestos corporativos de los paraísos fiscales y de bajas tasas de impuestos de países como Irlanda, en donde muchos negocios buscan establecerse simplemente con el fin de buscar tasas impositivas bajas como una de sus principales razones de negocios. Si las naciones continúan aplicando bajas tasas de impuestos, Estado Unidos y otras naciones podrían ser capaces de poner impuestos adicionales a las compañías de estos países en aquellos lugares donde generen ingresos.
Las propuestas también le daría a todos los países un nuevo derecho para poner impuestos a las ganancias globales generadas por las grandes compañías multinacionales globales, con base en el porcentaje de sus ventas en sus países. Esto tiene como fin asegurar que las naciones puedan afirmar ante sus ciudadanos que las grandes compañías del mundo no podrán operar en sus territorios sin pagar impuestos.
La parte de las ganancias globales que será distribuida alrededor del mundo es bastante pequeña, de manera que este es un elemento que decepcionará a los activistas que querían un cambio total en el sistema de impuestos corporativos mundial hacia una base global, con todos los ingresos siendo compartidos a nivel internacional.
Washington había amenazado con aplicar tarifas a los países, incluidos Francia, Reino Unido, Italia y España, entre otros, sobre los impuestos digitales, que han pedido a las compañías tecnológicas estadounidenses que pagaran en estos países. La reclamación de Estados Unidos se había hecho sobre la base de que estos impuestos discriminan de manera injusta a las compañías estadounidenses.
Si el plan de Estados Unidos de un impuesto corporativo mínimo global es aceptado, otros países podrían se capaces de incrementar los impuestos a las compañías tecnológicas estadounidenses y a otras multinacionales que operan en sus jurisdicciones y que actualmente pagan pocos impuestos corporativos.
Las propuestas recibieron fuerte apoyo este jueves por parte del primer ministro italiano Mario Draghi, quien también es el presidente del G20 este año. Apoyar la propuesta de Estados Unidos desbloqueará el camino en las negociaciones, dijo Draghi. Al mismo tiempo, Draghi señaló que el respaldaba completamente la propuesta de Estados Unidos de un impuesto corporativo mínimo global.
Como una de las naciones que ha introducido un impuesto digital, el apoyo de Italia a las propuestas de Estados Unidos será importante en asegurar un consenso más amplio en la cumbre de la OCDE.
Irlanda, país que tiene un impuesto corporativo de apenas el 12.5% y que ha sido uno de los grandes beneficiarios de las técnicas de cambios de locaciones de las grandes empresas con el fin de pagar menos impuestos, ha declinado comentar sobre las propuestas de los Estados Unidos.
Pero el ministro de finanzas irlandés ha dicho que han sido una conversaciones “constructivas, y que considerará las propuestas cualquiera que estas sean”, haciendo notar cuidadosamente que el nivel político de las discusiones aún no ha llegado a su clímax dentro de los 139 países involucrados en el proceso.
“Irlanda ha visto beneficios de la cooperación internacional y se encuentra comprometida en las actuales discusiones globales para enfrentar los desafíos fiscales que están surgiendo en el contexto actual”, dijo el ministro irlandés.
La oferta de Washington refleja el objetivo más amplio de Biden de terminar con lo que los funcionarios gubernamentales han llamado como “una carrera hacia el fondo” en los impuestos corporativos mundiales que ha privado a los gobiernos de ingresos necesarios para financiar los servicios básicos y las inversiones.
Las negociaciones sobre los impuestos internacionales han estado estancadas en la OCDE por años, parcialmente debido a que Estados Unidos había objetado los acuerdos a los que concebía como un intento de parte de las demás naciones de discriminar a las multinacionales estadounidenses, principalmente a las compañías tecnológicas.
La administración Trump había insistido en un “refugio seguro” o en una provisión de refugio que podría hacer que el cumplimiento de las compañías tecnológicas de mayores impuestos fuera algo voluntario. Tan pronto como la nueva administración llegó a Washington, Biden dejó caer la demanda por un refugio para las compañías estadounidenses, pero esta semana ha ofrecido una nueva solución que parece estar ganando apoyo.
El departamento del Tesoro de los Estados Unidos está ahora ofreciendo una fórmula diferente en la cual solamente las compañías más grandes del mundo serían sujetas a nuevas reglas, sin consideración del sector en el que operen, con base en sus ingresos y en el margen de ganancias. Esta propuesta podría incluir probablemente a 100 compañías, entre las cuales se encuentran las grandes compañías tecnológicas estadounidenses así como otras multinacionales extremadamente grandes.
Las propuestas ya han sido compartidas en la OCDE, la cual está gestionando las negociaciones y está tratando de que los países lleguen a unos puntos mínimos para obtener un acuerdo para este verano.
Pascal Saint-Amans, director de administración de impuestos de la OCDE, dio la bienvenida a las propuestas de Estados Unidos. “Esto impulsa las negociaciones y es algo muy positivo”, dijo él. “Es una propuesta seria con una oportunidad de tener éxito tanto en el plano internacional como en el Congreso de los Estados Unidos”. La paz es más importante que cualquier otra cosa y esto podría estabilizar el sistema de impuestos corporativos internacionales en el ambiente de la post-pandemia.
Saint- Amans añadió que la propuesta probablemente llevaría a que las naciones obtuvieran muchos más ingresos, en la medida en que las propias sugerencias de la OCDE también le permitirían a Estados Unidos recolectar dinero de sus más grandes compañías.
Muchos activistas por los impuestos corporativos han dicho que las propuestas de la OCDE no van lo suficientemente lejos ni que tampoco dan suficiente poder a las naciones emergentes para recolectar más impuestos. Las propuestas de Estados Unidos no alteran de forma significativa este problema, aunque los documentos de Estados Unidos sugieren que la administración Biden podría ser flexible en algunos detalles.
Un acuerdo podría ayudar a resolver la disputa comercial entre Estados Unidos y Europa y entre otros países que han impuesto tarifas a los servicios digitales en lugar de un acuerdo para un acuerdo multilateral más amplio.
Con información del Financial Times.