Colombia se encuentra inmersa en un debate airado y profundo sobre la reforma tributaria que esta semana entra a debate en el Congreso de la República. La crisis económica por la pandemia del Covid19 ha dejado un importante déficit fiscal que debe ser cubierto lo más pronto posible para que el estado colombiano pueda seguir cumpliendo sus obligaciones tanto en materia de gasto burocrático, gasto social y las responsabilidades con sus acreedores.
¿Solo reducir el tamaño del estado?
En este contexto, son múltiples las propuestas que han entrado en el debate público nacional. Por su parte, el Centro Democrático y los grupos de derecha continúan haciendo la misma propuesta que han venido enarbolando desde que Álvaro Uribe era presidente: reducir el tamaño del estado para que la carga impositiva sobre los ciudadanos se mantenga casi inalterada. El problema con esta propuesta es que el déficit fiscal es tan alto y las obligaciones estatales son altas, que reducir el tamaño del estado en algunas cuantas agencias gubernamentales y reduciendo algunos sueldos de altos funcionarios no será suficiente. Es por eso que la propuesta más viable hasta el momento es la de aumentar impuestos y aumentar también la base del recaudo.
Dentro de las propuestas más novedosas que han surgido en este escenario se encuentra la de la representante de la Alianza Verde, Katherine Miranda, quien ha señalado que un impuesto a las iglesias y asociaciones religiosas podría significar al menos unos 1.8 billones de pesos en recaudo tributario.
Si hay opciones para hacer una reforma tributaria sin meterle la mano al bolsillo a la clase media.
— Katherine Miranda (@MirandaBogota) April 7, 2021
¿Qué tal si las iglesias empiezan a pagar el impuesto a la renta?
Eso permitiría al Estado un recaudo de 1.8 billones de pesos! pic.twitter.com/1kKeVBZMOw
Mientras que la propuesta del gobierno nacional y del mismo Ministerio de Hacienda se habían centrado en gravámenes adicionales al impuesto de IVA que pagan algunos productos de la canasta básica familiar, la propuesta de la representante de la Alianza Verde, que probablemente tendrá poco eco, ha sido un impuesto a las iglesias por cuenta de ingresos de renta. Si bien la propuesta es impopular entre los sectores religiosos del país, los cuales son muy vocales en términos políticos, también existe un amplio sector político conformado por personas sin afiliación religiosa que le dan la bienvenida a esta propuesta al considerar que muchas iglesias tienen ingresos exorbitantes sin que esto signifique acciones sociales o filantrópicas importantes.
Si bien es cierto que iglesias cristianas tradicionales como la Iglesia Católica tienen una amplia red de apoyo social que es denominada pastoral social a nivel local, y Cáritas a nivel internacional, muchas otras comunidades religiosas utilizan los recursos financieros que obtienen con el único fin de lograr una mayor expansión de sus comunidades religiosas. En ocasiones anteriores varias iglesias como la comunidad evangélica Iglesia de Jesucristo Internacional de la pastora María Luisa Piraquive han estado en el centro de agrias polémicas debido a sus ingentes ingresos y a la incapacidad de sus líderes de probar la procedencia legal de los mismos.
Lo que necesita recaudar el gobierno colombiano
En medio de la actual propuesta de reforma tributaria, el gobierno colombiano aspira a obtener ingresos por cerca de 25 billones de pesos. La propuesta de impuestos a las iglesias, aunque impopular dentro de los grupos religiosos, podría contribuir en gran medida al cierre de la brecha fiscal y a que se destinen mayores recursos y de una forma mucho más eficiente a combatir las desigualdades y a fortalecer la infraestructura del país y el aparato estatal.
Propuestas adicionales que no se han tenido en cuenta
Cabe destacar que en medio de una situación fiscal crítica, por cuenta de la pandemia, no se han oído esta vez las voces que llamaban por mayores impuestos a las bebidas gaseosas, los licores y el tabaco. En algunos países desarrollados, los impuestos a estos ítems son mucho más altos y cumplen la función de desincentivar el consumo de sustancias dañinas y adictivas, al tiempo que generan recursos para que el estado pueda invertir en una mayor prevención en materia de salud y en el mejoramiento del sistema sanitario nacional.
Hay que decir también que un mayor recaudo no solucionará por sí mismo los problemas fiscales de Colombia. Por ejemplo, Estados Unidos tiene un altísimo gasto en salud, y sin embargo su sistema de salud es mucho más deficiente de economías como las europeas que gastan mucho menos para este apartado. En este sentido, un gasto eficiente y la disposición de regulaciones pertinentes también son elementos importantes para equilibrar las finanzas del estado.
Con información de Forbes Colombia.