¿Qué hacer con el salario mínimo? Esa parece ser la gran pregunta económica para el 2023. En medio de una inflación acelerada, la más alta en décadas, gobiernos, economistas, bancos centrales y gremios hacen sus propuestas sobre el alza del salario mínimo y esgrimen sus argumentos.
La propuesta de la OCDE para el salario mínimo
El gran peligro, señalan múltiples economistas desde la ortodoxia liberal, es que un alza desmesurada en el salario mínimo lleve a que los precios se sigan incrementando de forma considerable. Sin embargo, en un contexto de gran desigualdad y problemas macroeconómicos complejos, otras voces también entran al debate y hacen sus propuestas. En esta ocasión quisiera señalar la propuesta de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la cual reúne a las economías más desarrolladas del mundo y a varios socios de estas naciones que se han comprometido a adoptar las mejores prácticas de gobernanza económica.
La propuesta de la OCDE se aleja un poco de lo que se conoce como la ortodoxia liberal y plantea la posibilidad de que durante este año los salarios se incrementen como una medida para proteger a los trabajadores de la inflación que se vive actualmente.
De acuerdo a la revista Forbes: “La OCDE hace hincapié en que, en el contexto de actual inflación récord en las cuatro últimas décadas que afecta ‘desproporcionadamente’ a los menos favorecidos, ‘los salarios mínimos puedan convertise en una herramienta aún más importante para proteger el nivel de vida de los trabajadores con salarios bajos’”.
Con un salario mínimo más alto, los trabajadores podrán hacer frente a la escalada de precios y comprar los bienes y servicios que requieren para su sustento. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado que los salarios altos favorecen las escaladas inflacionarias y que por lo tanto, deberían limitarse los incrementos a los mismos.
La OCDE, por su parte indica que “varios países tienen márgenes para ir más allá de los actuales niveles salariales mínimos y proteger, al menos parcialmente, a los trabajadores más vulnerables de la subida de los precios”.
¿Qué está impulsando la inflación actual?
En este contexto, también la pregunta sobre lo que está impulsando la inflación es algo que cobra sentido y que puede servir para orientar de una manera mucho más inteligente la acción de los gobiernos y los responsables de la política económica y monetaria.
Como causas de la actual inflación tenemos a la impresión monetaria que surgió en el año 2020 como respuesta a la pandemia del Covid19. Esta emisión monetaria acelerada, con bajísimas tasas de interés por parte de los bancos centrales, tenía como fin evitar una recesión y hacer frente a los desafíos económicos de la pandemia. De la misma manera, la rápida superación de la pandemia en las economías occidentales y con ella la recuperación de la demanda contribuyó notablemente a la aceleración de la inflación. Así mismo, una recuperación mucho más lenta del lado de la oferta, y con ella una fuerte tensión en las cadenas de suministros globales, principalmente en China por su política de Cero Covid, ha contribuido a acelerar la ola inflacionaria actual.
Finalmente, la guerra en Ucrania y la subsecuente alza en los precios del petróleo y la energía, así como del trigo, el centeno, la cebada y otros alimentos que se producen en Ucrania y Rusia, ha conducido a una acelerada especulación que amenaza el sustento y la capacidad de medios de vida para millones de personas alrededor del mundo.
Todos estos elementos juntos, son los que están contribuyendo a una inflación acelerada a escala global, y pocos de estos elementos parecen mostrar una tendencia a cambiar pronto en el corto plazo.
¿Qué podría hacer que la inflación se reduzca y cómo contrarrestar sus efectos?
Como hemos visto, la ola inflacionaria actual es el resultado de una combinación de múltiples factores, entre los que podemos contar la política monetaria en respuesta a la pandemia del Covid19 y las tensiones en la oferta, por cuenta de la guerra en Ucrania y las tensiones en la cadena de suministros en China.
Oferta escasa, con una demanda acelerada se han combinado para impulsar la escalada inflacionaria más fuerte del siglo XXI y en más de tres décadas.
Ante este escenario los bancos centrales ya tienen su respuesta lista: imprimir menos dinero y desacelerar la demanda. Aún así, esta estrategia puede inducir una receción en las economías globales, enviando a millones de trabajadores al desempleo y a sufrir las consecuencias nocivas de una actividad económica menor.
La propuesta de múltiples economistas también es un incremento moderado en los salarios mínimos con el fin de contener la demanda de bienes y servicios por parte de los trabajadores. El problema con esta propuesta es que en múltiples países el salario mínimo ya ha pérdido considerablemente su valor y con él, millones de personas han visto una pérdida considerable de su poder adquisitivo. No aumentar el salario mínimo por encima de la inflación y teniendo en cuenta los incrementos de la productividad implica la consolidación de una injusticia económica notable, una a la que los trabajadores se opondrían ferréamente.
En el caso colombiano, el salario mímimo es el que se ganan el 70% de los trabajadores, lo cual implicaría no solo una injusticia con los trabajadores sino la seria posibilidad de que una recesión. Con menos ingresos, los trabajadores tienden a consumir menos y por lo tanto la actividad económica se deprimiría.
En este sentido, aunque la inflación pueda contenerse con incrementos de salarios moderados, esta medida conlleva el grave riesgo de inducir una recesión económica.
Así, incrementar el salario mínimo por encima de la inflación (la propuesta de la OCDE) es la opción menos nociva en el escenario actual.
Por otra parte, incrementar los salarios no es algo que por sí solo vaya a frenar el impacto de la inflación sobre los trabajadores. Son necesarias otras medidas. En la lista de recomendaciones de la OCDE se encuentran los subsidios a la energía “específicos y temporales” o las “ayudas a los trabajadores en activo”. De la misma manera, es necesaria una política energética coordinada entre las naciones que hacen frente a Rusia en la actual guerra en Ucrania. Esto implica diversificar las fuentes energéticas e impulsar las energías renovables.
También es necesario que se haga frente a los choques en la oferta de bienes y servicios. Esto puede implicar subsidios más fuertes a los productores de alimentos, especialmente en las naciones en vías de desarrollo. Finalmente, es necesaria una política más agresiva en la lucha contra el cambio climático, fenómeno que ha conducido a la pérdida de múltiples cosechas e infraestructura en muchas partes del mundo. Una preservación adecuada del medio ambiente, en combinación con estímulos adecuados y oportunos para la agricultura sostenibles, sin lugar a dudas ayudarán a estabilizar los precios de múltiples bienes y servicios alrededor del mundo. La combinación adecuada de medidas, entre las cuales el incremento del salario mínimo es apenas un factor, ayudará a mantener el sustento de millones de personas de ingresos bajos de todo el mundo.
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*Iván Gutiérrez, blogger y analista económico independiente, es el creador y editor de Muy Financiero. Puedes seguir a Iván en su perfil de Mastodon en col.social.
Con información de Forbes Colombia.