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Cambio climático es nuestra tercera guerra mundial

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El cambio climático es nuestra amenaza existencial más severa, según se desprende de la más reciente columna del economista y Premio Nobel Joseph Stiglitz en el diario The Guardian.

Con su estilo sencillo y directo, Stiglitz argumenta a favor de la lucha contra el cambio climático y cómo esta postura se corresponde con el movimiento americano de los “new green dealers”, o el New Green Deal, que evoca al New Deal de Franklin Delano Roosevelt y que fue la respuesta de Estados Unidos a la Gran Depresión de los años treinta.

Un nuevo acuerdo climático

La respuesta de Roosevelt no fue pequeña sino más bien un gran nuevo acuerdo, el cual significó partidas de miles de millones de dólares para la recuperación económica.

Congresistas como Alexandria Ocasio-Cortéz usan la analogía del New Green Deal para referirse a la lucha contra el cambio climático y las respuestas económicas que este gran desafío medioambiental reclama de nosotros como especie. A Joseph Stiglitz se le ocurre una analogía un tanto más didáctica: Nuestra nueva guerra mundial, o nuestra nueva gran guerra, también podríamos definirla como la Tercera Guerra Mundial.

¿Es costoso?

Los críticos de la lucha contra el cambio climático señalan que es muy costoso combatir este fenómeno, que sería mejor no hacer nada, pues los costes de invertir en energías limpias y descarbonizar la economía superan a sus beneficios. A juicio de Stiglitz esta postura no puede ser más descabellada.

Cuando Estados Unidos fue atacado durante la segunda guerra mundial, nadie salió a decir que era muy costoso ir a la guerra, simplemente era una cuestión de supervivencia. Estados Unidos tenía que ir a la guerra o si no sería aniquilada como nación. Algo parecido sucede hoy con el cambio climático.

Nuestra atmósfera, nuestra tierra y nuestro medio ambiente están siendo atacados. Debemos ir a la guerra para defender nuestra supervivencia en este planeta, debemos emprender una gran guerra contra el cambio climático. No pelear esta batalla significaría nuestra aniquilación como especie.

Si se mira en términos económicos, como nos indica Stiglitz, dar esta batalla no es costoso para nada, al contrario lo costoso sería quedarnos de brazos cruzados.

En los últimos años Estados Unidos ha perdido 2% de su producción interior bruta (PIB) por temas relacionados con el cambio climático. Esto incluye inundaciones, huracanes, incendios forestales y sequías. El costo del cambio climático en nuestra salud aún está por calcular, así que si midiéramos las muertes por enfermedades relacionadas con la contaminación y/o el estrés causado por el aumento de la temperatura, la cifra de pérdidas en el PIB sería mucho mayor.

Prevención del cambio climático

Dados estos costes, bien vale recordar el refrán: una onza de prevención vale por toneladas de remedios. Así que si empezamos a invertir en la lucha contra el cambio climático nos ahorraremos los costos de más inundaciones, huracanes, contaminación, cargas en los sistemas de salud y un largo etcétera.

La guerra contra el cambio climático, si es emprendida de la forma correcta, nos puede beneficiar económicamente de muchas maneras. No solo estaremos limitando las perdidas relacionadas con eventos ambientales, sino que también tenemos la oportunidad de hacer crecer a la economía.

Al invertir en energía eólica, energía solar y nuevas tecnologías que eliminen por completo nuestra dependencia del carbón, necesitaremos más mano de obra para estas industrias verdes. Esto sencillamente significa dos cosas: Más empleo y mayor consumo sostenible por parte de las personas que trabajaran en las energías del futuro.

La segunda Guerra Mundial, que Stiglitz usa como analogía, también trajo consigo cambios tecnológicos y económicos que llevaron a Estados Unidos a la edad dorada del capitalismo. América pasó de ser una sociedad rural y agrícola a una sociedad urbana e industrializada. Se invirtió en armamento, metales, infraestructura y las mujeres se incorporaron al mercado laboral para la fabricación de armas.

Mayor crecimiento económico

Una gran guerra mundial contra el cambio climático requerirá que incorporemos a las personas que están siendo excluidas actualmente del desarrollo y del capitalismo. El largo legado de Estados Unidos en discriminación, racismo y misoginia ha supuesto una enorme desigualdad.

Grandes inversiones para que los propietarios de vivienda instalen paneles solares, la creación de un Banco Verde para que las empresas inviertan en tecnologías limpias, pueden ser la gran oportunidad para que se incluyan en la economía a todas esas personas que han sido ampliamente dejadas atrás.

Actualmente las economías del carbón y del petróleo siguen siendo subsidiadas en una apuesta suicida por industrias del pasado. “Combinando mejores políticas en salud y educación, con más inversión en infraestructura y tecnología -verdaderas políticas del lado de la oferta- la capacidad productiva de Estados Unidos se incrementaría, otorgando los recursos suficientes para que la economía pueda luchar y adaptarse al cambio climático”. Afirma Stiglitz.

Llamada a la acción

No hay razones para que nos quedemos en las tecnologías del pasado, siguiendo los modelos económicos y sociales del siglo 20, con una manufactura basada en los combustibles fósiles.

Del mismo modo en que en plena segunda guerra mundial Los Estados Unidos no podían seguir siendo una sociedad agraria. Demos cambiar y debemos luchar. Esta lucha determinará nuestra supervivencia. Ya no hay espacio para la duda o el negacionismo ni para teorías de conspiración de que “China inventó el discurso del cambio climático para hacer que las industrias americanas fueran menos competitivas”. Ya tampoco hay espacio para la inacción. Es hora de comenzar la Tercera Guerra Mundial.

Con información de The Guardian

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