
El libre comercio podría llegar a su fin. Un análisis de las implicaciones de este escenario.
Un artículo de Bill George para Fortune *
Durante los últimos dos años los Estados Unidos y otras economías importantes se han visto envueltas en una serie de guerras comercial sin un final a la vista, y con los líderes populistas ganando fuerza alrededor del mundo, los temas nacionales están tomando cada vez más importancia y desplazando el discurso de los beneficios de la globalización.
Diferencias de EE.UU y China
Durante un viaje a China la semana pasada en la que yo estaba enseñando un curso de liderazgo a un grupo de ejecutivos chinos, comencé a ser más consciente de la profundidad de las diferencias de las dos más grandes economías del mundo. Y mientras el mundo entero espera de forma entusiasta la reunión de Donald Trump y de Xi Jinping en la cumbre del G20 en Osaka, Japón, con la esperanza de que estos dos líderes resuelvan sus diferencias, una solución al tema es altamente improbable en el corto plazo. Los temas simplemente son demasiado complejos y de largo alcance. Lo más probable es que se llegue a una declaración de buena voluntad con el compromiso de reiniciar las negociaciones. Mientras tanto, los negocios chinos se siguen moviendo hacia adelante con planes de una expansión global, en la medida en que ellos construyen diversas relaciones de comercio alrededor del planeta.
Las guerras del comercio
Las guerras comerciales de tarifas iniciadas por la administración Trump con México, China, Canadá y Europa empezaron como una manera de corregir los desbalances entre los Estados Unidos y el resto del mundo. Ahora estas disputas están escalando en una guerra comercial abierta que será difícil de parar. Si esto pasa, las tarifas y las negociaciones bilaterales se convertirán en la norma, suplantando los esfuerzos globales por eliminar tarifas a través de acuerdos multilaterales y dispararán el final de la era de libre comercio que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial.
Medidas tras la Gran Depresión que no funcionaron
Esta no es la primera vez que los Estados Unidos se han comprometido en guerras comerciales. Después de la caída de la bolsa de valores en 1929, el fervor político por la pérdida de empleos por causa de las importaciones llevó al desastroso decreto Smoot-Hawley Tariff Act de 1930. Se impusieron tarifas a 20.000 bienes importados, lo cual llevó a medidas retaliatorias de los países afectados -países socios comerciales de EE.UU-. El decreto intentaba reducir el desempleo del 8%, pero lo que sucedió fue que el desempleo subió hasta el 16% en 1931 y al 25% en 1933.
Apertura luego de la Segunda Guerra Mundial
Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos tomaron un camino completamente diferente, trabajaron con las naciones europeas para abrir el comercio y eliminar las tarifas. El 30 de Octubre de 1947, 30 naciones firmaron el acuerdo general de comercio y tarifas (GATT por sus siglas en inglés). Estados Unidos lanzó el plan Marshall en el que se invirtieron 12.000 millones de dólares (100.000 millones de dólares al valor de hoy) para reconstruir la economía de una Europa destruida por la guerra, llevando al resurgimiento de Alemania como poder económico. Una iniciativa similar llevó a la rápida recuperación de las industrias de Japón.En 1950, el francés Jean Monnet tuvo la visión de reemplazar siglos de guerra entre Alemania y Francia con una coalición comercial que beneficiaría y fortalecería la posición de Europa en el mundo. En 1958 los líderes de los gobiernos europeos llegaron a un acuerdo para formar la Comunidad Económica Europea, la cual se convirtió en la Comunidad Europea en 1967 y la Unión Europea en 1993. En 1993 Los Estados Unidos, México y Canadá formaron la unión comercial NAFTA para competir con los países asiáticos y europeos. Al siguiente año 123 naciones crearon la Organización Mundial del Comercio (OMC), una organización que sustituiría al acuerdo GATT.
Historia reciente
Estos acuerdos comerciales alimentaron la era de la globalización y del libre comercio, llevando a un prolongado boom económico a través del mundo, el nacimiento de la clase media asiática y que se sacará mil millones de personas de la pobreza.
Luego vino la crisis financiera mundial de 2008, la cual se expandió globalmente. A pesar de los esfuerzos colectivos de los gobiernos para rescatar a los bancos y restaurar los mercados financieros, la recesión creó un desempleo de dos dígitos.
Consecuencias de la crisis de 2008 para el comercio
Como consecuencia, los empleados que habían dedicado sus vidas trabajando para una sola empresa se encontraron sin empleo, con pocos recursos para sostenerse. Muchas fabricas estadounidenses cerraron, incapaces de competir con los productores mexicanos y asiáticos, colocando a millones de personas más fuera del trabajo. Incluso peor, ellos se dieron cuenta que no estaban cualificados para los nuevos trabajos, a medida que la automatización y las tecnologías hacían que sus habilidades quedaran obsoletas. Incapaces de encontrar empleos de valor, muchos simplemente quedaron fuera de la fuerza laboral. Mientras tanto, Estados Unidos, los líderes de gobierno y las compañías fracasaron en crear programas de re-entrenamiento para llevar de vuelta al trabajo a esos trabajadores que habían quedado desempleados.
Enojo y nacionalismo
A pesar del resurgimiento económico que se dio desde 2010, un conjunto amplio de trabajadores sin poder y desempleados fue dejado atrás. Aquellos que conservaron su empleo no experimentaron un crecimiento real de sus salarios, mientras que los acaudalados cosechaban los beneficios de la recuperación. Los trabajadores enojados culparon a los inmigrantes y a la globalización por sus problemas, apoyaron movimientos nacionalistas en los Estados Unidos, Francia, Reino Unido, así como en Alemania, Polonia, Italia, Austria, Hungría, Venezuela y Brasil.
Mientras tanto, las instituciones globales formadas después de la Segunda Guerra Mundial se convirtieron menos efectivas y necesitan ser relanzadas para el mundo de hoy. Sin líderes efectivos a nivel global con la influencia política para llevar a cabo las reformas que estas instituciones requieren, estas perderán su impacto y relevancia.
Compañías quieren de vuelta el libre comercio
Entre tanto, líderes de compañías internacionales están presionando fuertemente para que las guerras comerciales lleguen a su fin. Durante la tercera semana de junio de 2019, 661 compañía le escribieron al presidente Donald Trump pidiéndole que resolviera la disputa comercial con China, todo esto cuando los líderes corporativos están más comprometidos que nunca con sus estrategias de globalización. Estos directores de compañías están especialmente ansiosos por la amenaza de Donald Trump de imponer tarifas en bienes chinos exportados a Estados Unidos por valor de 300.000 millones de dólares, lo cual dispararía un correspondiente aumento en los bienes que consumen los estadounidenses y una significativa reducción en la demanda.
Te podría interesar: Christine Lagarde, Biografía y pensamiento económico
Si los presidentes Xi y Trump son incapaces de reconciliar sus diferencias, las amenazas comerciales y las tarifas continuaran sin un final a la vista. Y sin líderes políticos visionarios ni instituciones globales efectivas para unir a las naciones alrededor del libre comercio, las guerras de tarifas desacelerarán el crecimiento económico y borrarán los beneficios que el comercio una vez llevó alrededor del mundo. Esto marcará el final de una era de 70 años de libre comercio.
*Bill George es un profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, y ex-presidente y CEO de Medtronic. Síguelo en Twitter o lee más de él en BillGeorge.org
