El gigante petrolero estadounidense Exxon Mobil dijo el lunes que planea reducir su fuerza laboral europea en hasta 1.600 puestos en todas las filiales de la compañía para fines de 2021 como parte de su revisión global.
Exxon dijo que los recortes específicos de cada país dependerán de la huella comercial local de la petrolera y las condiciones del mercado, luego de que la pandemia de COVID-19 golpeara la demanda de sus productos y los precios del crudo se hundieran.
Las grandes petroleras están eliminando puestos de trabajo, reduciendo el gasto y reduciendo los dividendos para ahorrar efectivo en medio de un panorama deprimente sobre los precios de la energía, que se espera que sigan siendo mediocres durante años.
El mes pasado, Exxon anunció despidos voluntarios en Australia y dijo que los recortes de empleo continuarán a nivel mundial en 2021.
A nivel de mercado las compañías petroleras no solamente deberán sopesar el impacto negativo que ha tenido la pandemia en la demanda de combustibles, sino también las políticas de transición a energías más limpias, lo cual empezará muy pronto a impactar en los balances de las compañías petroleras, en la medida en que bienes como los coches eléctricos se vuelvan más asequibles.
Hace apenas unos días también se reportó que la compañía NextEra, una de las compañías más grandes del mundo en energía eólica y solar había alcanzado a Exxon en capitalización bursátil. Durante los últimos dos años NextEra ha visto su capitalización bursátil crecer en dos tercios, mientras que la capitalización bursátil de Exxon ha caído en un 60%. Exxon una vez fue la compañía con valor del mundo por capitalización bursátil. Estos acontecimientos reflejan los sentimientos de los inversores y los consumidores hacia la industria energética, la cual deberá empezar a adaptarse para sobrevivir en un futuro y una sociedad que reclaman cada vez con más fuerza lo verde.
En enero la acción de Exxon se cotizaba a 68 dólares; a la fecha de la presente nota la acción de la compañía se cotizaba en 33,74 dólares.
Por otra parte, hace apenas unas dos semanas, la compañía petrolera BP indicó que 2019 podría haber sido el año con el máximo consumo de petróleo en la historia moderna y que a partir de entonces, los niveles de consumo sólo tenderán a decrecer, en la medida en que los estados buscan con mayor ahínco nuevas formas de tener economías más sustentables y dirigirse al objetivo de ser neutrales en cuanto a la producción de carbono. En su discurso en la 75 sesión de la Asamblea General de la ONU, el presidente chino informó que China alcanzaría su pico de emisiones contaminante en 2030 y que a partir de entonces se dirigiría a la disminución de las emisiones para llegar al año 2060, siendo neutral en cuanto a emisiones de carbono.
Estos anuncios también llegan cuando la compañía alemana de automóviles Volkswagen, ha anunciado que invertirá más de 15.000 millones de euros en sus plantas de producción en China para la manufactura de autos eléctricos. Actualmente Volkswagen y Tesla se encuentran embarcados en una fuerte competencia por ser los mayores fabricantes de coches eléctricos del mundo. En este contexto, claramente vemos que la producción y el consumo del petróleo empezarán a reducirse drásticamente durante los próximos años, no es solamente una coyuntura por los confinamientos, sino una tendencia que se ha venido consolidando y se continuará fortaleciendo en la medida en que los gobiernos, las empresas y los individuos demanden más productos limpios.
¿En dónde queda Exxon en todo este escenario?
Como compañía productora de petróleo, Exxon se enfrenta a los dilemas propios de la transición energética, aunque es claro que la crisis del coronavirus ha representado un golpe inesperado que afectará la capacidad de la empresa en cuanto a la maximización de las ganancias toda vez que los cierres por el COVID-19 han representado menores desplazamiento y menores cuotas de consumo en toda una cadena productiva que es tanto alimentada y jalonada por el impulso del valor del petróleo y las expectativas que su crecimiento genera. En este tiempo de incertidumbre, tanto los inversionistas como los consumidores preferirán otro tipo de activos y de consumo, algo que pone muy difícil la situación para un conjunto de empresas aferradas al pasado y que tarde o temprano se enfrentarán a una nueva realidad.
Con información de CNBC.