Una historia del crédito y sus repercusiones en la economía moderna.
La historia del crédito se remonta a las comunidades primitivas, que usaban el trueque como forma de intercambio y valor, en la medida que la complejidad de los sistemas económicos no era tan alta.
El inicio del superávit económico
A raíz de la revolución agrícola del neolítico, alrededor del año 8000 A.C., empiezan a crearse los primeros superávits o excedentes en la economía, lo cual quiere decir que la producción era suficiente para satisfacer las necesidades de la población y se generaba una especie de ahorro en forma de bienes que debía ser guardado y depositado en instituciones de confianza.
Sin embargo, antes de que esto sucediera se debe comprender que las economías primitivas no tenían concepto de crédito o de deuda, sus sistemas de intercambio y de favores se basaban en el trueque y en la economía del regalo o solidaridad. Cuando alguien hacía un favor a otro, ese otro terminaba «debiendo» ese favor que podía retornar o no, pero en cantidades que no eran cuantificables. El «te debo una» pronto sería reemplazado por «te debo una cantidad de…».
Las primeras deudas
En la medida en que las sociedades agrícolas se vuelven más complejas, se crean superávits económicos y autoridades estatales que con la ayuda de la escritura, 3000 A.C., empiezan a llevar registros de esos superávits y emiten certificados de depósito de bienes en los graneros en formas de monedas. Una moneda otorgada a un agricultor podía significar que este tenía en el granero del rey una cantidad de 100 libras de trigo, por ejemplo. Esto quería decir que el rey le debía a ese granjero las 100 libras de trigo.
La llegada de las monedas y el uso de los registros escritos marca en inicio de la deuda, en la medida en que se puede cuantificar los servicios y bienes que se deben a quien tiene el certificado de valor (moneda) en su poder. Así también surge el dinero como una forma de llevar el registro de lo que se debe a alguien y como forma para simplificar los intercambios en la sociedad para superar el trueque y sus inconvenientes.
La moneda como unidad de intercambio
Las primeras monedas de la historia fueron en metales como el oro, la plata y el cobre, ya que su escasez los hacía atractivos y eran fáciles de transportar. Luego de que el dinero fuera utilizado como unidad depositaria de valor para garantizar el pago de las deudas físicas (en trigo, alimentos, favores, servicios militares), al poder usado para respaldar deudas de diverso tipo se empezó a utilizar como unidad de intercambio como unidad de valor estándar- puesto que respaldaba el pago de múltiples deudas.
Entre las primeras monedas de la historia tenemos los siclos, las minas, los dracmas, los dáricos y los talentos de plata y de oro que eran ampliamente utilizados en el mundo asiático.
La palabra crédito- Concepto
La palabra crédito tiene su origen etimológico en el latín credititus, que a su vez proviene del verbo credere, que significa creer o cosa confiada. En este contexto el crédito nace como confiar y creer en algo o alguien al otorgarle un bien o dinero para su cuidado; como los agricultores que confiaban sus cosechas de trigo en los graneros y a cambio recibían una moneda o certificado de depósito. Con el tiempo las mismas monedas se convirtieron en objeto de crédito por su capacidad para ser intercambiadas fácilmente.
El crédito, desde la antigüedad es una transacción entre dos partes, en la que una confía a la otra una determinada suma de dinero por un plazo determinado y con un interés pactado de acuerdo al tiempo en el que se presta el dinero.
El crédito con interés
Ya que confiar una suma de un bien o dinero a alguien significaba siempre un riesgo, los prestamistas empezaron a colocar un interés sobre los préstamos que hacían. En la antigua roma el crédito con interés era una práctica común y no estaba regulada por ningún tipo de autoridad, por lo que era frecuente que quienes se endeudaban terminarán pagando altas tasas de interés, incluso con su vida o propiedades o siendo esclavizados.
Se dice que el asesino de Julio César, Bruto, concedía créditos al «módico» interés del cuarenta y ocho por ciento.
El dinero en la medioevo y aparición del sistema bancario
Con la llegada del cristianismo a Europa, los créditos con interés empiezan a ser visto como algo pecaminoso, puesto que se consideraba que el dinero no tenía valor en sí, sino que era una unidad para el intercambio de valor.
Al ser algo que se veía con malos ojos por la sociedad cristiana, los únicos que se dedicaban a los créditos con interés eran los judíos, no sin provocar rechazo y desdén – y también un fuerte sentimiento antisemita.
Poco a poco las juderías se convierten en núcleos del sistema bancario y algunas familias cristianas como los Medici también incursionan en el negocio, logrando acumular grandes fortunas.
Al tiempo, la orden católica de los Templarios incursiona en el negocio de la banca, otorgando créditos a familias, comerciantes, nobles e incluso reyes, convirtiéndose en una de las organizaciones más poderosas de su época debido a su habilidad para gestionar el dinero de forma eficaz.
La iglesia católica flexibiliza con el tiempo su postura hacia el crédito y también se convierte en cliente habitual de estas entidades, debiendo grandes sumas de dinero a estas familias de banqueros para financiar la construcción de iglesias y la basílica de San Pedro. La historia del crédito adquiere un impulso debido a la complejidad que van tomando las instituciones políticas, económicas y religiosas del Siglo XVI.
El dinero como inversión
Pronto los créditos dejarían de ser usados para cubrir simplemente las necesidades básicas y los sistemas bancarios, gobernados por familias adineradas empiezan a distinguir entre los créditos por necesidad, por los que se cobraba intereses menores y los créditos para la inversión y el riesgo (en actividades comerciales y empresariales de todo tipo) por el que se cobran intereses más elevados.
Enrique VIII es una de las primera figuras de la historia que se preocupa por los préstamos abusivos y empieza a regular los intereses en los créditos, estableciendo el delito de usura para aquel que cobrará una tasa superior al diez por ciento mensual. La Reina Isabel renovó la ley de Enrique VIII, pero es Jacobo I quien reduce la tasa de usura al ocho por ciento, para posteriormente ser limitada al cinco por ciento. La regulación de los intereses es uno de los aspectos fundamentales de la historia del crédito.
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Con el fortalecimiento de las instituciones comerciales tras los procesos de conquista del Nuevo Mundo y el comercio con Asia, así como el surgimiento de grandes compañías como la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, empieza a existir una mayor necesidad de crédito para diversas aventuras comerciales, del mismo modo que para el financiamiento de las grandes guerras que vivió Europa en el siglo XVII.
En este escenario surgen los primeros grandes bancos como el Banco de Suecia y el Banco de Inglaterra- centrales en la historia del crédito – los primeros bancos modernos del mundo, que se ocupan del proceso de acuñar la moneda y prestarla por medio de contratos con los deudores en plazos pactados y a una tasa de interés por determinado tiempo.
La banca actualmente
Más recientemente, por la necesidad del dinero como forma de financiar las últimas tres revoluciones industriales, los bancos y los sistemas de créditos se vuelven un aspecto central de las economías modernas. En este escenario, los bancos se convierten en los aliados de las empresas al facilitar dinero que no existe en el presente de la economía, pero que puede ser respaldado por la producción futura de una empresa, así como por las ganancias que esta generará.
Las revoluciones industriales son muy importantes en la historia del crédito, puesto que hacen que se incremente la necesidad de dinero al producir un mayor número de productos beneficios económicos.
Así surgen grandes instituciones bancarias como la banca de la familia Rothschild, el Banco de Francia fundado por Napoléon Bonaparte, la Reserva Federal de los Estados Unidos, J.P. Morgan, El Deutsche Bank, Bank of America, entre innumerables instituciones más que han prosperado debido a la centralidad del dinero como forma de inversión a futuro para obtener beneficios e incrementar los superávits de las empresas, familias, estados y demás instituciones de la sociedad.
Con información de BBVA