Cuando el coronavirus se extendió más allá de Wuhan, las economías colapsaron al unísono. En todo el mundo, la producción se hundió a una escala nunca antes vista en tiempos de paz. Desde entonces, una respuesta fiscal y monetaria agresiva, y la contención exitosa del virus en varias economías del este de Asia, incluida China, ha significado que el pronóstico ahora ya no es tan sombrío como algunos temían a principios de año.
El FMI dijo en su Pronóstico de la economía mundial, que se publicó el martes, señaló que la economía mundial se contraerá un 4,4 por ciento este año, una cifra terrible, pero no tan mala en comparación con el pronóstico de caída del 5.2 por ciento en junio. Sin embargo, las perspectivas de recuperación están lejos de ser las mismas para todos los países del globo.
De las economías más grandes del mundo, China, impulsada por fuertes ventas de exportación y una reducción en el número de casos que ha permitido una reapertura económica, crecerá un 1.9% este año, un resultado mucho más optimista de lo esperado. Mientras tanto, las economías de EE. UU. y Europa todavía están preparadas para experimentar fuertes contracciones como resultado de no poder eliminar por completo las restricciones de movimiento para contener la pandemia.
Existen grandes diferencias dentro de los dos bloques económicos más grandes del mundo. Estados Unidos, donde la Reserva Federal y el Tesoro actuaron con rapidez para apuntalar los mercados financieros y laborales, se desempeñará mucho mejor que Europa. Se considera que la economía estadounidense se contraerá un 4.3%, en comparación con una contracción más profunda del 8.3% que se espera en la zona euro. Mientras tanto, se pronostica que la economía del Reino Unido se contraerá un 9.8 por ciento, una ligera mejora respecto a lo que esperaba el FMI en junio.
Las divergencias dentro de los principales mercados emergentes también son marcadas. A diferencia de China y otras economías del este de Asia, como Corea del Sur, India ha luchado por contener el brote y se espera que su economía se contraiga un 10.3% en el transcurso de 2020. En América Latina, las perspectivas para México siguen siendo sombrías, mientras que la suerte de Brasil ha mejorado sustancialmente.
La composición de las economías también importa. El aumento de las importaciones de China en septiembre pone de relieve que los países que dependen más de las exportaciones de manufacturas para impulsar el crecimiento tienen una ventaja en el proceso de recuperación; mientras que los exportadores de petróleo y los que dependen de la demanda de servicios domésticos seguirán sufriendo y viendo tasas de crecimiento bastante bajas.
En los próximos trimestres, la recuperación dependerá en gran medida de la capacidad de los países para contener el virus.
Si las vacunas llegan más rápido de lo esperado, o si los tratamientos resultan más efectivos de lo esperado, las perspectivas para el próximo año, cuando el FMI espera un crecimiento del 5.2% de la economía global, serán aún más sólidas.
Si la enfermedad persiste y se vuelve más difícil de contener, el FMI aconseja acertadamente a los países que gasten lo que sea necesario para mantener a flote los sistemas de salud y controlar las tensiones sociales. Los niveles de deuda en muchos mercados emergentes y algunas economías avanzadas se han disparado a niveles alarmantes. Sin embargo, aunque los países deben elaborar planes para reducir la carga de su deuda a largo plazo, el enfoque por ahora debe estar en mitigar el impacto del Covid-19. Los subsidios salariales deberían eliminarse gradualmente y solo cuando la recuperación económica esté bien consolidada. Y donde haya espacio, los gobiernos deberían invertir en infraestructura y educación para impulsar aún más el crecimiento.
La pandemia está lejos de terminar. Como correctamente afirma la economista en jefe del FMI, Gita Gopinath, queda por delante un camino incierto y desigual. La directora gerente Kristalina Georgieva advirtió que existe la posibilidad de dejar cicatrices a medida que quienes no tienen trabajo pierden habilidades y esperanzas. Los pronósticos del FMI sugieren que la mejor manera de evitar ese escenario radica en mitigar la propagación de la enfermedad mediante políticas exitosas de seguimiento y localización que permitirán que las economías también reabran más rápidamente. El virus se generalizó por primera vez en China; el liderazgo establecido por este y otros países del este de Asia para controlarlo ofrece la mejor salida para la economía mundial.
Con información del Financial Times.